Con ocasión del 400.º aniversario de las apariciones de Santa Ana al campesino bretón Yvon Nicolazic, el Papa León XIV ha designado al cardenal Robert Sarah como su representante personal para encabezar las conmemoraciones religiosas que tendrán lugar los días 25 y 26 de julio en el santuario de Sainte-Anne-d’Auray, situado en la diócesis de Vannes, en la región occidental de Francia.
Esta elección adelantada por InfoCatólica no es casual. Sarah, guineano de nacimiento y una de las figuras más influyentes del ala conservadora del clero católico, ha dedicado su vida al fortalecimiento de la fe tradicional. Su designación para este evento jubilar subraya la importancia espiritual que el Vaticano otorga a esta efeméride, que conmemora una de las manifestaciones marianas más queridas en tierras bretonas.
El santuario, epicentro de la devoción a la madre de la Virgen María en Francia, vivirá un año excepcional, marcado por celebraciones eucarísticas, peregrinaciones, encuentros formativos y actos culturales. Desde su origen, esta tierra sagrada —conocida también como Keranna— ha sido testigo de la constante llegada de fieles que buscan la protección y consuelo de Santa Ana. Una de las visitas más recordadas fue la del Papa san Juan Pablo II, que acudió al lugar en septiembre de 1996.
Los hechos que dieron origen a esta devoción se remontan a comienzos del siglo XVII, en la aldea de Pluneret. Entre 1623 y 1625, un sencillo agricultor, Yvon Nicolazic, aseguró haber recibido una serie de revelaciones de una mujer que se le presentó como «Ana, madre de María», en lengua bretona: Me zo Anna, mam Mari. Según la tradición, Santa Ana le comunicó su deseo de que se reconstruyera una capilla olvidada, dedicada a ella y derruida siglos atrás.
El punto de inflexión llegó el 25 de julio de 1624, víspera de la festividad de Santa Ana, cuando Nicolazic descubrió una antigua imagen de la santa entre las ruinas de una edificación religiosa en su propio campo, en el paraje de Bocenno. Aquel hallazgo fue interpretado como una confirmación sobrenatural de las apariciones y dio paso a una devoción popular que se consolidaría rápidamente en toda la región.
En este contexto conmemorativo, el cardenal Sarah presidirá los actos litúrgicos centrales del jubileo, llevando consigo el mensaje del Santo Padre y una invitación a renovar la fe. El Vaticano ha querido subrayar el papel esencial de la figura de Santa Ana como símbolo de ternura y maternidad espiritual, especialmente relevante en una época marcada por la incertidumbre y la necesidad de raíces firmes.
Robert Sarah, nacido en 1945 en Guinea, fue ordenado sacerdote a finales de los años sesenta y se convirtió en arzobispo de Conakry antes de cumplir los 35. Posteriormente, ocupó cargos de gran responsabilidad en la Curia Romana, incluido el de secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y, más tarde, prefecto del dicasterio encargado de la liturgia. Firme defensor de la misa en latín, la orientación tradicional del culto y la reverencia en la Eucaristía, es también autor de influyentes obras sobre espiritualidad, identidad cristiana y defensa de la verdad revelada.