El pasado jueves 18 de enero, el Papa Francisco recibió en el Vaticano a la delegación del Partido Comunista de Vietnam. Según indicó entonces el secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor Paul Richard Gallagher, el encuentro fue «positivo» y sirvió para «estrechar las relaciones con la Santa Sede así como de una posible futura visita del Pontífice al país».
Estas palabras del arzobispo han despertado todas las alarmas, dando a entender que el Santo Padre podría viajar hasta Vietnam en un año marcado por la reducción de viajes y por la limitad movilidad de su agenda. Por el momento, monseñor Gallagher y el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, ya han anunciado que viajarán al país asiático a lo largo del año: «Haremos las cosas gradualmente».
Precisamente Gallagher, que ostenta el «Ministerio de Exteriores» de la Iglesia, ha respondido que es posible una futura visita del Papa: «Sí, creo que la habrá, pero hay que dar un par de pasos antes de que eso sea apropiado». En la larga lista de destinos marcados por Francisco, Vietnam está ganando peso: «Creo que el Papa está deseando ir. Ciertamente la comunidad católica está deseando que el Papa vaya», ha añadido el prelado.
Aunque las relaciones entre el Vaticano y Vietnam han sido delicadas a lo largo de las últimas décadas, el pasado mes de julio el Santo Padre recibió en una audiencia privada al presidente de Vietnam, Vo Van Thuong. Tras su encuentro ambos anunciaron que el país asiático permitiera un representante pontificio residente en la capital. Pocos meses más tarde, en diciembre, el arzobispo polaco Marek Zalewski fue enviado a Singapur para ocupar el puesto de nuncio apostólico.