La Conferencia Episcopal alemana publicó en verano un detallado informe sobre la Iglesia Católica en el país. De las numerosas páginas, un dato pasó primero desapercibido. Inmersos en polémicas doctrinales, pocos prestaron atención al mayor problema de la Iglesia en Alemania: la apostasía.
En 2022, más de medio millón de alemanes renunciaron a su fe y a su consideración de católicos. Esta es la mayor apostasía de la Iglesia en Alemania puesto que 522.821 fieles rechazaron la fe. Y también rechazaron la contribución económica que cada año recibe la Iglesia en el país centroeuropeo. En particular, los ingresos registrados por la Conferencia Episcopal alemana descendieron un 9%.
Los datos evidencian la deriva de la Iglesia en Alemania. El empeño de ciertos obispos alemanes —y su apuesta por «acerca la Iglesia al mundo», alejándola en gran parte del cielo— ha hecho que en 2022 la Iglesia perdiera más de 708.000 fieles, esto es, el doble de los que perdió el año anterior sólo en Alemania. Un balance muy negativo que no se compensa con las nuevas incorporaciones a la Iglesia: en el periodo publicado por la Conferencia de obispos alemanes, sólo se registraron 155.173 bautismos y apenas 1500 incorporaciones de adultos.
En cuanto al resto de sacramentos, Alemania registró un descenso en las Confirmaciones, pero —muy sorprendente— un aumento en el número de matrimonios. En 2022 se registraron hasta 35.000 bodas católicas en Alemania —dato cercano a los 34.615 enlaces por la Iglesia que se registraron el mismo año en España—.
Estos datos deben hacernos sospechar, claro. Alemania es un punto caliente en el mapa de la Iglesia Católica, pero no sólo. Junto a los lánguidos datos de la jerarquía alemana, la Iglesia Evangélica en Alemania también ha registrado un aumento del 35,7% en las renuncias, con 380.000 fieles abandonado las filas evangélicas en 2022.
Sobre estos datos se manifestó el arzobispo alemán Georg Gänswein, secretario de Benedicto XVI: «Si la fe ya no se proclama con fuerza y alegría y hay muchas otras cosas que no ayudan en nada a la transmisión de la fe, entonces es sólo cuestión de tiempo que una rama desnutrida se seque y muera. O, peor aún, que llegue al punto en que las raíces ya no alimenten al árbol«, zanjó.
Sin embargo, y aunque el éxito de la Iglesia jamás podrá medirse con un excel, algunos otros datos apuntan a la esperanza. A pesar de la apostasía, la cifras en 2022 dejan claro que más de 20 millones de ciudadanos alemanes aún siguen viviendo su fe católica. Oficialmente. Esta cifra equivale al 25% de la población alemana, que sigue asistiendo a misa con regularidad. En 2022 subió un punto y medio —del 4,3% al 5,7%— la participación en la Eucaristía.
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y obispo de Limburgo, Georg Bätzing, animaba hace poco a los fieles católicos a permanecer esperanzados: «No os desaniméis. Por favor, seguid comprometidos y haced experimentar a las personas que encontráis cada día las fuentes de las que se alimentan vuestro compromiso, alegría y esperanza», manifestó.