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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

45 minutos

Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27

Cuando alguien bautizó la Religión Católica como una asignatura “maría” no sospechaba que tendría tanto éxito en el futuro, cuando llegó una mayoría del partido popular al gobierno de España y engendrara en una noche de tormentas y truenos una reforma educativa para “mejorar” la educación, aunque fuera empeorando al resto.

La teórica mejora la vendieron con una afirmación verdadera: La Religión Católica y su nota de evaluación entrará con todas las de la ley dentro del currículo  de los alumnos que la elijan libremente, sirviendo para hacer la media de la vida académica de los estudiantes. Tal perla fue aceptada por los obispos y docentes de Religión Católica.

Como España ya no es una, sino 17 estaditos que tienen encomendada las competencias educativas, han sido las comunidades autónomas las ejecutoras del reglamento de una ley orgánica de mejora de la enseñanza. Aquí han venido las trampas, los cartones y los demás ratones que siempre se cuelan cuando se usa la vieja ley del embudo.

Nos hemos encontrado en Andalucía que la clase de Religión, no pasa de 45 minutos semanales. Quienes hemos pasado más de cuarenta años dando clase en un centro público sabemos que esto es un cuento chino; conocemos que en ese tiempo no hay tiempo suficiente ni para callar al alumnado y comenzar la impartición de la asignatura;  afirmamos que esto es dar una patada en el trasero a la asignatura no para que sea una “maría”, sino que se vaya a la puñetera calle, que es lo que desean los políticos de todos los partidos ubicados en el arco parlamentario, tanto en Sevilla como en Madrid.

Los que irán antes a la calle y a la cola del paro laboral son los profesores de Religión Católica que sobrarán a partir del 1 de septiembre próximo. Pues la reducción del tiempo de la clase ha contado con una reducción del número de alumnos que libremente optan a recibir clases de Religión Católica.

¿Por qué los padres no animan a sus hijos a apuntarse a la aventura en la fe católica que supone formarse dentro de las clases de Religión?. ¿Por qué los alumnos no la eligen entre el resto de optativas?. Las respuestas son tan variadas como el número de personas. Por lo tanto encontrar la objetividad es muy difícil, en un acto que es libre y voluntario de padres y alumnos. Cada cual tendrá sus motivos.

La única vía que nos queda es rezar para que la maraña legal se aclare. Quienes confiamos plenamente en la ayuda de Dios no hemos perdido la esperanza en que semejante patadón a la Religiónsea reconsiderada en las regiones donde se ha reducido la clase a 45 minutos, porque en caso contrario estaremos educando a jóvenes que nunca distinguirán las raíces cristianas de nuestra cultura en la que están implantados desde el día que nacieron en la tierra andaluza.  Su educación no estará completa.

 

 

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