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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Argentina pide tiempo de rodillas

Al más puro estilo peronista el titular de Economía argentino, Axel Kicillof, está recabando ayudas en Estados Unidos, escribiendo al juez de la Corte Suprema Thomas Griesa para que le dé más tiempo a Argentina, tratando de convencer al mundo de que los fondos buitres no pueden acogotar a un Gobierno, quedan es el aire si el lunes Argentina no paga a sus bonistas lo previsto –salvo prórroga de última hora ha de desatar una tormenta financiera que podría llevar al default argentino por cuarta vez en la historia.

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El 16 de junio la Corte de EEUU rechazaba la apelación argentina contra los bonistas del canje de la deuda pública, los fondos buitres. Desde entonces, un dólar argentino en Estados Unidos se bloqueará para atender esa sentencia (¡cómo admiro esa justicia yankee!), por lo que los pagos a otros bonistas que se deben realizar en el Bank of America no se pueden practicar, si no se paga a los fondos buitres. Argentina no puede ni quiere pagar a los fondos buitres, pero tampoco puede pagar a los que no lo son. Así que la madeja se enredó, el reloj corre y el 30 de junio la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner tiene que pagar 1.300 millones de dólares adeudados, «un 50% de las reservas», según dijo la propia Presidenta.

El desastre ha llevado a Argentina la chulería. Ese canje a los fondos buitres era sobre la base de una quita brutal que aceptaron la mayoría, pero que otros pleitearon por poco razonable y así fue cómo los fondos buitres NML, Aurelius y Olifant, dispuestos al canje, pero no a esa quita brutal. El peronismo se pasó de listo. El fallo de la Corte Suprema dice que los holdouts deberán cobrar todo, dólar por dólar de la deuda que compraron, no 35 centavos, como lo que se les pagó a los que entraron en el canje. Eso y rezar mucho para que el resto de los conversores no quieran ahora meterse en juicios y reclamar con esa sentencia en pie. No descarten un tsunami de bonistas que quieran lo de NML para ellos también (eso costaría unos 15.000 millones de dólares más de lo que el Banco Central de Argentina tiene en reservas).

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