«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Buena Madre

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Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27

Existen dos momentos en la vida en que todos somos iguales: el nacimiento y la muerte. Nadie es traído por la cigüeña cogido del pico desde París. Tampoco ningún ser humano se libra de morir como todo hijo de vecino. Un nuevo lugar nos iguala a todos: ser unos cafres a la hora de ponernos al volante de un vehículo. Todos somos lo mismo de tontos, chulillos y deslenguados.

 

En este domingo la Iglesia en España celebra la Jornada de Responsabilidad en el tráfico viario, haciéndola coincidir con la salida de vacaciones y en los días de la fiesta de san Cristóbal, patrón de los conductores. El lema escogido para esta fecha es: Jesús se acercó y se puso a caminar con ellos. Tiene un subtitulo extraído de San Juan de Ávila: Trátalo bien, es Hijo de buena Madre.

 

Cuando conducimos un coche y nos transformamos en prepotentes sale de nuestra boca movida por el pensamiento una letanía de improperios, palabras malsonantes, ofensas al resto de ciudadanos que conducen a la vez que nosotros,  donde siempre sale a relucir la madre del que va delante, del que va detrás, o del que no sabe el reglamento de código de la circulación según nos parece a nuestra real gana.

La Iglesia nos recuerda que dejemos de ser unos deslenguados, nos invita a la educación cívica y a respetar a todos los que estamos de tránsito en ese momento, sean conductores, viajeros, peatones, agentes del tráfico, porque todos somos otros Cristos que tenemos la misma Madre del Cielo.  Olvidemos el diccionario de tacos que escribió aquel gran académico llamado Cela.

 

Procuremos que nuestro viaje por una calle urbana, por una carretera o autovía, cumplamos el contenido del lema: seamos otros cristos que vamos al lado de los demás para conducir juntos cada uno a su punto de destino, pero haciendo que la movilidad sea una escuela de virtudes cristianas y nunca una jungla donde el animal grande se come al pequeño por la ley de la supervivencia.

 

Si la conducción fuera una clase de virtudes cristianas, si los viajes sirvieran para acercarnos más a Dios y a los hermanos, esta sociedad sería más habitable y humana perdiendo toda connotación fratricida.

¿Cuándo se conduce puede uno rezar mientras va con las manos al volante?. Afirmativamente, esto se puede hacer cuando el chofer va solo, como cuando va con alguien de la familia y amigos. Quien invite a la oración en ese momento de tránsito está haciendo una obra de caridad. Por ejemplo: se puede rezar el Santo Rosario, que existe grabado en cinta o en disco compacto, se permite que alguien lea un texto de la Palabra de Dios y entre todos se comente. Todo esto para no ofender a los demás.

 

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