Es la última oportunidad, el momento en el que la humanidad acepta su declive. El día en que una cadena de desafortunados errores dinamita la frontera entre el primate y el hombre y comienza una batalla por la supremacía en la que, por primera vez, el mono es más fuerte. El Amanecer del Planeta de los Simios (2014, Matt Reeves) es la cinta que separa a las especies de forma definitiva pero, a la vez, la que las hace cada vez más similares: los simios, capitaneados por César, son inteligentes, aman, se protegen y se traicionan; los humanos desconfían del mundo que les rodea y de ellos mismos y, mientras algunos piden la paz, su miedo les empuja a la guerra.
ay ‘blockbusters’ que pecan de exceso de acción y falta de profundidad, otros que parecen demasiado lentos, y luego están los que logran juntar efectos visuales exquisitos con un argumento profundo y un componente emocional y ético sin fracasar en el intento. A este último grupo pertenece El Amanecer del Planeta de los Simios, una película de la más pura ciencia-ficción que no sólo mantiene el nivel que fijó su predecesora de 2011 sino que logra extender el interés más allá de lo puramente visual. Porque la película que nos trae el director Matt Reeves es brillante en el plano técnico, pero también notable en su argumento al no caer en la trampa de ofrecer de forma simplista las razones que enfrentarán a ambas especies en una guerra y mantener en primer plano los valores éticos y la crítica hacia la violencia y el abuso.
Los seres humanos, recluidos en lo que queda de la ciudad de San Francisco tras una epidemia, se están quedando sin energía eléctrica y su única forma de sobrevivir consiste en adentrarse en las profundidades del bosque para hacer funcionar una presa. Allí se encuentra el reino de los simios, seres cada vez más desarrollados que han decidido desentenderse del mundo de los humanos siempre que éstos no pongan un pie entre sus ‘fronteras’. En un intento por comprenderse los unos a los otros, el líder de los primates, César (Andy Serkis) y el de los humanos (Jason Clarke) logran establecer una relación cordial, pero pronto surgirán voces disidentes y traiciones dentro de ambos bandos que conducirán al fin de la última oportunidad para alcanzar la paz.
Desencantada, pesimista y crítica con el ser humano, El Amanecer del Planeta de los Simios es el desarrollo más puro de la evolución y la involución, una reflexión sobre el declive de la humanidad en manos del más fuerte, que piensa y ama como el hombre sin haber perdido del todo sus atributos salvajes. Y en el cóctel de metáforas y efectos visuales apabullantes, comprendemos los motivos de los simios, sus conlictos internos, la protección de sus familias frente a la amenaza que aún supone la raza humana y odiamos sus traiciones -al igual que los de los humanos-. Y ese pesimismo en el que está envuelta la película alcanza el culmen cuando nos damos cuenta de que la naturaleza sólo puede empujar a unos y otros a la lucha por la supremacía, dejando a un lado -aunque nunca olvidadas- las pequeñas historias de comprensión entre el simio y el hombre.
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A destacar la magnífica interpretación de Andy Serkis como César, el héroe trágico de la historia que encarna los valores de familia, lealtad, defensa de su grupo y comprensión hacia el diferente, llevado a la pantalla por un actor al que jamás vemos físicamente pero sí el resultado de su trabajo, sin duda el mejor del filme.
A través de un arranque tranquilo e inquietante, El Amanecer del Planeta de los Simios dispara con lentitud las metáforas hasta terminar en lo que esperábamos como ‘blockbuster’ de verano: explosiones, mucha acción y un ritmo desenfrenado hasta el último minuto. Y, mientras tanto, César nos mira fijamente tras el desastre causado.
Valoración: ★★★★