Siempre que regresa Tim Burton a las pantallas hay quien pregunta si regresará también aquella chispa de genialidad de sus primeros trabajos. Pues bien, “El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares” no es un “Eduardo Manostijeras” o incluso “Big Fish”, pero recupera su característica firma excéntrica con altas dosis de diversión y nostalgia, empaquetados con un envoltorio visualmente muy atractivo.
Se nota cuando un director disfruta con el rodaje de una película e incluso no le importa lo que piensen de ella y es precisamente esa sensación la que está presente durante “El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares”. A pesar de sus evidentes defectos -desde el excesivo metraje hasta la irregularidad en el ritmo-, el resultado global es una película amena sobre el descubrimiento personal y la exaltación de las diferencias revestida con los rasgos clásicos del mundo de Tim Burton.
El protagonista de este nuevo trabajo del director estadounidense es Jake (correcto Asa Butterfield), un joven inadaptado que ve morir a su abuelo en el patio de su casa en extrañas circunstancias. Antes de fallecer le encarga que visite un curioso orfanato en Gales para niños con “peculiaridades” regentado por Miss Peregrine (Eva Green, la nueva musa de Burton), lo que se convierte en motivo para que los padres le manden primero al psiquiatra y luego, persuadidos por la doctora, le permitan viajar hacia tan raro lugar. Jake, como si de pronto mutara en Alicia, cae en un particular “país de las maravillas” que le evade de los monstruos de la realidad, donde los niños del orfanato saben volar, tienen fuerza sobrehumana o poseen el don de la invisibilidad. Anclado en el pasado, el tiempo no transcurre en ese lugar gracias al bucle temporal mantenido por Miss Peregrine, una Mary Poppins cuya función es proteger a los niños de otra clase de monstruos.
Tim Burton se basa en el bestseller “El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares” de Ramson Riggs (2011) para llevar a la vida una historia en la que están presentes los rasgos que configuran su cine: desde la inadaptación de la adolescencia, los mundos paralelos, la relatividad del tiempo y las llamadas “peculiaridades” que siempre poseen los protagonistas de sus obras. Un terreno abonado para que Tim Burton recogiera la historia del libro, casi hecha para él, y lo convirtiera en cine, dotándolo de evidentes elementos de fantasía, alocada comedia y un escenario de colores vivos y atmósfera gótica.
Tim Burton se encuentra cómodo en este nuevo mundo de fantasía. Se permite mutar, desde la aparente “normalidad” del primer tramo de la película hasta la locura que lentamente lo domina todo. Convierte así a “El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares” en su propio juguete en el que, a pesar de no lograr una obra maestra, vuelca todas las peculiaridades de su carrera en un viaje imperfecto, raro, pero muy divertido.
Puntuación: 3,5/5