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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica de ‘El Libro de la Selva’: Lo más vital sigue siendo la magia

Walt Disney construyó en El Libro de la Selva (1967) una historia que ha trascendido generaciones sirviéndose de un método tradicional de animación sumamente complejo. El reto, cuatro décadas después, era llevar la tecnología de animación disponible al máximo de su rendimiento sin perder la esencia del clásico de Disney. El resultado es mágico. Sólo esta factoría podría haber creado un producto tan fiel a sí mismo como el nuevo Libro de la Selva de Jon Favreau, una maravilla técnica que es capaz de combinar con éxito su alarde visual con el legado del clásico y una pizca del realismo de los relatos de Kipling.

El novato actor Neel Sethi encarna a Mowgli en su primera incursión en el cine con una interpretación eficaz en la que interactúa con los míticos Bagheera, Baloo, Shere Khan, el Rey Louie o Kaa creados con hiperrealismo desde un ordenador. Favreau ha dotado de humanidad a lo que podría haberse ahogado en la tecnología y ha logrado convertirlo un redondo remake de aventuras, emocionante y dramático, sobre el niño solitario criado por animales en la selva de la India.

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En apenas una hora y cuarenta minutos, Favreau construye su Libro de la Selva sobre la evolución de la niñez poniendo como pilares la diversión y la inocencia de la película de animación con nuevos elementos de importancia extraídos de las novelas de Kipling. La necesidad de abandonar la selva para integrarse en la ‘manada’ del ser humano como metáfora de la madurez, la falta de adaptación en su familia de lobos o el peligro constante que acecha a Mowgli en su frenética aventura se entrelazan con naturalidad en una cinta donde la selva es un lugar maravilloso, pero también repleto de peligros y crueldad.

Rara vez un remake logra situarse a una altura digna de una película de tanta repercusión cultural como El Libro de la Selva, pero la película de Jon Favreau logra su propósito. Aunque sin la dulzura de la original, el nuevo Libro de la Selva emociona, engancha y sabe adaptarse a los nuevos tiempos -con canciones incluidas- presentándose como un producto redondo que es, hasta ahora, la mejor adaptación en carne y hueso de un clásico Disney.

Puntuación: 4/5

 

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