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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica: Regresión, pánico al miedo

El título era premonitorio: la ‘Regresión’ era, además de una pseudociencia para recuperar recuerdos perdidos, una vuelta a los orígenes cinematográficos de Alejandro Amenábar. El regreso del director español al thriller es un ejercicio dignísimo sobre la formación de los miedos y la histeria colectiva, narrado de forma notable mediante el uso ágil y certero de una atmósfera oscura y un guión inteligente que, no obstante, acaba dando síntomas de agotamiento.

Ethan Hawke y Emma Watson son los dos pilares de una historia basada en hechos reales en la América profunda de los años 90. La casi recién graduada de Hogwarts encarna a Ángela, una joven traumatizada por los abusos sexuales a los que le sometió su padre sin que éste, por motivos desconocidos, logre recordarlos. Hawke da vida al detective Kenner, quien al tirar del hilo en el caso se ve envuelto en una trama de rituales satánicos, asesinatos, abusos y amenazas que todo el mundo conoce pero de los que nadie quiere hablar. Le acompaña el psiquiatra Kenneth Raines (David Thewlis) durante todo el escalofriante caso en busca de los recuerdos perdidos mediante la técnica de la regresión, dada por válida para resucitar la memoria en los momentos de paréntesis. 

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La lluvia, las casas oscuras, los golpes del viento en las puertas o el vaivén de un péndulo ambientan una película oscura con toques muy True Detective que, a pesar de estar protagonizada por la amenaza de lo demoníaco, jamás podría entrar en la categoría de cine de terror. Amenábar retuerce sutilmente el hilo de una película inteligente en la que reflexiona sobre el significado del miedo y critica el poder de la sociedad para convertirse en una masa que se pierde en su propia irracionalidad, alimentada por la publicidad o los medios de comunicación, mientras se aferra a una hipnosis ya descartada. 

Sin necesidad de recurrir al clásico salto en la butaca, Amenábar reconstruye de forma veraz un mundo de supersticiones, metáforas e imágenes que la memoria colectiva asociamos con el terror. Un terreno abonado para que, como ya hiciera en Los Otros, el director atrape al espectador en unas arenas movedizas de verdades, mentiras y sospechas. 

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Tras un arranque potente, las fuerzas del guión de Regresión decaen en la segunda mitad de la película hasta rozar lo predecible, lo que, junto a la muy leve huella de Amenábar en un filme con un argumento muy usado, se convierte en un lastre que hace que se quede lejos del título de obra maestra. Sin embargo, el trabajo ágil y lo suficientemente misterioso, inteligente y escalofriante es capaz de mantener al espectador en la butaca hasta el golpe final con una vuelta de tuerca que, como suele suceder en estos casos, gustará a muchos y no convencerá a los más incrédulos. 

Puntuación: 3,5/5

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