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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica: Del revés (Inside Out), pura magia (5/5)

No hay alegría sin un punto de tristeza. Del revés (Inside Out) es una de esas pequeñas historias que se hacen hueco en la memoria por su rebosante humanidad, ternura y sinceridad. Una maravilla de película en la que Pixar vuelve a enamorar desde la emoción y la risa para narrar el fin de la niñez, el olvido de la inocencia y la lucha por la felicidad.

Tras varios años de altibajos, Pixar regresa en todo su esplendor de la mano de Pete Docter, director de la alabada Up (2009) y guionista de Toy Story (1995) y Wall-e (2009). En su apuesta por una de las figuras que mejor han funcionado en la industria de la animación, la compañía vuelve con la historia original de una niña de 11 años, Riley, una pequeña con una vida feliz y unos padres modélicos que, de la noche a la mañana, tiene que adaptarse a su nuevo hogar en San Francisco. Dentro de su cabeza, los personajes Alegría, Tristeza, Asco, Ira y Miedo -identificados cada uno con un color distinto- guían sus emociones y almacenan sus recuerdos, pero cuando el caos se apodera del ‘panel de control emocional’ de la niña, Alegría se enfrentará a cualquier reto en el mundo interior de fantasía para que Riley recupere la felicidad.

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Del revés es una aventura y un espectáculo visual rebosante de ingenio pero, sobre todo, la metáfora de un viaje iniciático, del primer paso hacia la edad adulta y de los obstáculos que llevan a niños y adultos a refugiarse en los miedos, los enfados o la tristeza. Las emociones, que en ningún momento se bombardean al espectador de forma forzada, llegan al centro del alma por su cercanía y universalidad en un tono ligero con momentos cómicos que nunca maquillan lo trascendental de la cinta.

Las islas de la personalidad, el Tren del Pensamiento, la Fábrica de los Sueños o la biblioteca laberíntica de la Memoria a Largo Plazo, donde se almacenan los recuerdos antes de que sean aspirados para caer en el olvido, configuran un mundo interior como un parque de atracciones, a veces onírico y abstracto y otras veces con amigos y novios imaginarios, que se desmorona cuando Riley deja de sentir. Y al estilo de Érase una vez el cuerpo humano, los pequeños personajes de animación moldean ante nuestros ojos una personalidad tremendamente real y humana, enseñando a los más jóvenes el significado de hacerse mayor y devolviendo a los adultos la melancolía del olvido de la infancia.

Además de las lecturas que suscita, Del revés es puro entretenimiento y felicidad. Y su grandeza, lo que va a convertir a esta cinta en un clásico y una obra maestra, está en que, siendo visualmente impecable, divertida e inteligente, cae en el corazón como una losa con un mensaje tan sencillo como abrumador: sin la tristeza, no habrá alegría.

Puntuación: 5/5

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