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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica: ‘The Equalizer: El protector’, justiciero sin piedad (3/5)

A nadie se le escapa que tener a Denzel Washington en un thriller de pura acción como es The Equalizer: El Protector es una apuesta más que segura. Dirigida por Antoine Fuqua (Objetivo: La Casa Blanca, Día de entrenamiento), se presentó en España por primera vez en el Festival de Cine de San Sebastián y llega a las salas de todo el país sin más pretensiones que las de realizar un ejercicio lúdico por encima de cualquier consideración a través de mil clichés que, sin embargo, contribuyen de forma favorable a la diversión.

The Equalizer: El Protector, basada en la serie de televisión El Ecualizador de los años ochenta, tiene como protagonista al tranquilo Robert McCall (Denzel Washington), un hombre solitario por la ausencia de su esposa, empático y amigo de sus amigos que durante el día es un empleado más de una tienda de hogar y bricolaje y por la noche visita un pequeño restaurante de barrio acompañado de un libro. Sin embargo, como no podía ser de otra forma, el apacible Robert arrastra un pasado oscuro que está dispuesto a enterrar hasta que se cruza en su vida Alina (Chlöe Grace Moretz), una prostituta adolescente maltratada por la mafia rusa. Una brutal agresión a la joven hace que Robert se descubra a sí mismo como un protector del más débil, un vigilante que se toma la ley por su mano, desplegando todo su potencial como antiguo agente de la CIA para desarticular la mafia liderada por el ruso Pushkin y que en la película encuentra la personificación de la maldad en su segundo al mando, Teddy (Marton Csokas).

ecía Denzel Washington en su visita a España que todos, como el Protector, tenemos la obligación de ayudar a los demás, aunque admitía que él nunca llegaría a los extremos a los que llega su personaje porque «cree en la Justicia». No hay mejor forma de resumir el largometraje de Fuqua: una vez que Robert decide usar la violencia, la utiliza hasta las últimas consecuencias. Como película de acción que es, el héroe es capaz de castigar a todos los que hacen daño al prójimo -en The Equalizer los que son malos son malísimos y nos convencen de que se merecen nuestro odio- y usa todo un repertorio de habilidades que rozan la ciencia ficción para llegar a tal fin.

No hay nada nuevo en un guión que ofrece todos los clichés en los que caen otras películas del género como Taken (Venganza), protagonizada por Liam Neeson. The Equalizer: El Protector se recrea en las peleas, en las persecuciones o en la brutalidad de las mafias, especialmente a partir del ecuador de la película, pero da la impresión de que a Fuqua se le va la mano en los últimos 45 minutos y convierte lo que se trataba de un thriller que roza la ciencia ficción en una fantasmada.

Quizás excesivamente larga, The Equalizer: El protector ofrece dos horas y diez minutos de puro entretenimiento sostenidas por Denzel Washington, un clásico en el cine de acción y a quien en la película se le nota cómodo. Le acompañan el actor húngaro Marton Csokas, que interpreta de forma efectiva al peligroso mafioso ruso de sangre fría y Chlöe Grace Moretz, que a pesar de ser el hilo conductor de la película tiene escenas las contadas con los dedos de las manos.

The Equalizer debe verse como lo que es, un cine de acción inverosímil que, por encima de cualquier valoración moral o consideración, está concebido para un fin último: que el espectador pase un rato entretenido. Y eso, en la película de Fuqua, es innegable. 

Puntuación: ★★★

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