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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica de ‘Toro’: Sed de venganza y decadencia moral

Kike Maíllo vuelve a dar una muestra más que suficiente de su solvencia como director en ‘Toro’, su segunda incursión en el largometraje en la que se rodea de Luis Tosar, José Sacristán y Mario Casas para dar vida a un thriller de mafias y venganza en la Costa del Sol. Tras unos impresionantes créditos iniciales se esconde una película con la marca de un cinéfilo que toma inspiración desde el cine de Nicolas Winding-Refn hasta el frenetismo del más puro género de acción.

Mario Casas es Toro, antiguo miembro de una banda criminal que está a punto de finalizar su condena arrastrando consigo el resentimiento tras la muerte de uno de sus hermanos en un robo. El conflicto interno entre su rehabilitación como honrado taxista y su sed de venganza le empujan a ayudar a su otro hermano, López (Luis Tosar), en su huída del mafioso local (José Sacristán). Los paisajes decadentes de Torremolinos (Málaga), las corruptelas y los comportamientos de la Andalucía rural se enredan con acertadas secuencias de frenetismo, intrigas por la amenaza de la mafia y un componente emocional a cargo de Mario Casas e Ingrid García Jonsson que aligera la película.

El puzle de referencias de ‘Toro’ puede parecer ciertamente poco original, pero articula en su conjunto un correcto thriller en el que el tándem Tosar-Casas-Sacristán funciona y sorprende para bien. Mario Casas, embrutecido, cumple con su papel con creces (por si a alguien le quedaba alguna duda de su creciente versatilidad interpretativa), aunque es Luis Tosar quien logra capturar con acierto la esencia de un criminal de poca monta que equilibra la balanza entre el dramatismo y el toque ligero.

Toro es sangrienta, brutal y, a la par que frenética, también imperfecta. El guión palidece y cae en la previsibilidad en ciertas ocasiones frente a la imponente fotografía y música que conforma el envoltorio de la película. Ello, junto a su evidente inspiración en otras películas del género, hará que no llegue a convertirse nunca en un clásico, pero no quita que sea, también, una muy entretenida película de un director que, en su segundo largometraje, apunta maneras.

Puntuación: 3/5

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