Por mucho que pretenda negarse desde las filas del independentismo catalán, es obvio de toda obviedad que los planteamientos jurídicos de base en el caso de Escocia, nada tienen que ver con la pretensión de secesión de Cataluña. El modelo jurídico político español, guste o disguste, nunca se ha basado en soberanías compartidas, ni ha nacido como consecuencia de un pacto o tratado por virtud del cual sujetos soberanos decidían una forma de unión política mediante el procedimiento singular anglosajón de fusionar sus parlamentos. Escocia era sujeto con soberanía. Y decidió voluntariamente integrarse en el Reino Unido. Cataluña nunca lo ha sido. Ni existe algo parecido al Tratado de la Unión de 1707. Precisamente porque existió ese Tratado es por lo que Cameron, el primer ministro inglés, ha decidido permitir que se vote la continuación o la ruptura. No se trata en puridad de un derecho a decidir en abstracto, mas propio de los procesos coloniales que otra cosa, sino la revisión de un acuerdo. Bueno, pues nada de esto, insisto, aparece en el caso catalán, en el que se pretende razonar la existencia de un inexistente derecho a decidir mediante la apelación a lo “legítimamente democrático”, lo cual es no sólo una exacerbación falsa de un concepto, sino un mero recurso dialéctico con el que pretenden alcanzar sus objetivos. De sobra saben que en la configuración actual de Cataluña no encaja con la regulación internacional ese derecho a decidir, y de sobra conocen que la integración territorial de España no puede ser decidida por una parte, por importante que sea,de los españoles
Todo esto es claro, pero la pregunta es ¿por qué el empeño es insistir una y otra vez en lo mismo?. Pues porque aunque sea jurídicamente diverso, el proceso tiene un componente común en ambos casos: la apelación al sentimiento de la gente. Es decir, que amén de razonamientos económicos, financieros, políticos y de otro corte, digamos, puramente técnico, lo cierto es que se quiere ser escocés no siendo inglés. Ya se que es un argumento extremadamente débil para todo el lío que conlleva, porque cuando se toma conciencia de lo que queda por hacer en el caso de que triunfe el sí en Escocia, se vislumbra con claridad que el riesgo que se corre es inmenso. Pero los sentimientos, cuando echan raíces en el alma humana, suelen resultar inmunes ante los razonamientos y la coherencia técnica. Por eso son tan peligrosos, porque pueden conducir a la ruina. Pero una vez que se han puesto en marcha, la cosa se complica.
Y creo que en Cataluña se lleva forjando, o intentando a menos, ese caldo de cultivo sentimental, que lleva a querer ser catalanes a base de no sentirse españoles. Ignoro el grado de penetración de semejante modo de sentir, pero imagino que no será demasiado pequeño y es el fermento en el que trabajaban, y cada día se percibe con mayor claridad. Su hoja de ruta es muy clara: ley de consultas, convocatoria del referéndum y acatamiento de la decisión del Tribunal Constitucional de suspenderla, para a continuación, convocar elecciones anticipadas con listas conjuntas con los demás partidos secesionistas incluyendo como punto central la independencia. Este plan era muy claro y lo dije en el Gato al Agua hace ya mucho tiempo. Como lo es que si ganan abrumadoramente esas elecciones, dirán que ese es el referéndum verdadero porque se ha votado independencia. Es un fraude de ley, pero es mas difícil de combatir legalmente, por muy obvio que sea que las elecciones autonómicas no son el vehículo para una alteración del marco territorial de España.
Y no me cabe duda que el en Escocia sale un “si”, esa decisión se va a convertir en un argumento en manos de los independentistas catalanes que tratarán de explotarlo al máximo posible. Incluso en lo imposible.
En ese caso la duda es que hará le Gobierno español si se produce la declaración unilateral de independencia. Tenemos instrumentos jurídicos que permitirían impedir esa secesión. Pero, ¿tenemos la voluntad política? ¿Estamos en la misma situación de 1934? Algunos españoles confían en que el Gobierno sabe lo que hace en este campo…Otros dudan…. ¿Que hará Europa? Algunos se fían de esa Europa tan contradictoria… Otros no…. En fin, que hemos dejado crecer un problema capital durante muchos años y ahora estamos ante una encrucijada vital para España. Esperemos que sepamos resolverla. ¿Es la solucion una España Federal en sentido estricto? ¿Estamos aún a tiempo? ¿Es la solucion una España Confederal? ¿Tendría sentido? ¿Es la solución una reconstrucción del Estado desarticulando el modelo actual y caminando hacia el concepto de Administración Unica? ¿Tiene sentido que en pleno siglo XXI estemos debatiendo qué es España después de siglos de existencia? Pues la verdad es que no tiene demasiado sentido, pero es lo que está ocurriendo. Y si Escocia se convierte en independiente, me temo mucho que los secesionismos van a ponerse tristemente de moda, evidenciando la contradiccion interna en la que vive la vieja Europa y hasta casi diría el mundo Occidental..