La entidad, al tiempo que denuncia las actividades de grupos realmente racistas (y absolutamente marginales en Estados Unidos), arremete contra instituciones cristianas con postulados pro-vida y pro-familia.
Tal y como desvela un reciente estudio del Daily Caller News Foundation, las empresas de comunicación social y tecnológicas más importantes del mundo (Facebook, Amazon, Twitter, Google, Apple…) se apoyan en una organización sin ánimo de lucro – el ‘Southern Poverty Law Center – famosa por su sesgo anti-cristiano y por acusar mendazmente a grupos conservadores de comportamientos fanáticos.
El SPLC se define a sí mismo como ‘un centro de derechos civiles’ que monitoriza a ‘los grupos de odio y otros extremistas’. Lo cierto, sin embargo, es que al tiempo que denuncia las actividades de grupos realmente racistas (y absolutamente marginales en Estados Unidos), arremete contra instituciones cristianas con postulados pro-vida y pro-familia.
En declaraciones al Daily Caller News Foundation, la portavoz de Facebook Ruchika Budhraja se ha afanado en explicar el vínculo entre su compañía y el centro anti-cristiano. De este modo, ha señalado que se trata de una de las ‘organizaciones externas’ que aconseja a Facebook en materia de ‘discursos de odio’ (en particular, claro, con aquellos discursos supuestamente afrentosos para homosexuales y musulmanes).
Por su parte, Twitter identifica al centro anticristiano como un ‘socio de confianza’ que ayuda a eliminar ‘discursos y acosos de odio’. Lo mismo que Google, que se sirve de SPLC para detectar vídeos que contengan mensajes de odio hacia determinados colectivos.
En cualquier caso, es Amazon el que concede a SPLC mayor confianza y margen de maniobra. Así, le otorga la posibilidad de vetar a determinados grupos en el programa ‘Amazon Smile’, que permite a los consumidores elegir las organizaciones benéficas a las que desea destinar una pequeña porción del dinero de sus compras en Amazon.
De esta forma, el centro anti-cristiano ha logrado apartar de este programa a entidades como el Instituto Ruth – un think tank de cariz conservador crítico con la revolución sexual -, al Consejo de Investigación Familiar, y al Colegio Americano de Pediatras. A todos ellos los ha motejado de ‘grupos de odio’ por el mero hecho de oponerse al aborto y defender la familia natural.
Ante los atropellos de SPLC, un grupo de 46 políticos conservadores difundió una epístola en tono de denuncia el pasado estío: ‘Habiendo evolucionado desde orígenes loables como la lucha frente al Ku Kux Klan, el SPLC se ha percatado de lo beneficioso de la difamación. Cualquiera que se oponga a ellos, incluyendo muchos protestantes, católicos, judíos, musulmanes o conservadores tradicionales es calumniado y estigmatizado con el calificativo extremista’.
Ya saben: hogaño sólo gozan de libertad de expresión aquéllos le resultan gratos al sistema.