«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La falta de apoyo social al hombre maltratado

“El problema muchas veces es que el resto de se cuenta”, afirman la mayoría de los expertos en maltrato femenino.


Las víctimas mujeres de maltrato muchas veces no son capaces de denunciar por si solas la situación que están viviendo y debe ser su entorno el que da la voz de alarma. Puede ser desde llamar a la policía hasta la poco recomendable opción de abordar ellos mismos el problema de manera directa con la víctima. En todas esas opciones, media siempre el mismo punto común: que alguien se dé cuenta.
Se han conseguido avances muy significativos en cuanto al maltrato femenino. Aunque fuesen solo, que no lo son, en que sus entornos ahora son capaces de sospechar que algo raro sucede, gracias al comportamiento errático y hermético de una víctima de maltrato femenino, eso de por si permiten aflorar más casos que antes; lo que positivo. Pero, por desgracia, en el maltrato masculino eso no sucede.
Por un lado, la sociedad desconoce el gran problema que supone el maltrato masculino, que en 2011 llegó a representar el 40% de las denuncias por maltrato, aunque luego sean consideradas como violencia doméstica y no de género. Pero por otro, el hombre maltratado se encuentra terriblemente solo. No ya porque no cuente con la ayuda de las instituciones, lo cual es vergonzoso; sino por el hecho de que la sociedad le culpabiliza de su situación. La construcción social del hombre como el fuerte de la relación no solo sirve como facilitador para que los hombres maltraten a sus mujeres, sino también de coartada para que las mujeres maltratadoras hagan lo mismo con sus maridos. El resto de la sociedad se toma a burla y chanza que un hombre pueda ser maltratado por una mujer.
Este hecho vuelca muchas veces al hombre en un cuadro de hermetismo igual, y en ocasiones superior, al de la mujer. Ya que la sociedad no presta atención a las señales que emiten las víctimas masculinas de maltrato y si lo hacen lo atribuyen a otras causas, como sucedía con la brutal mayoría de mujeres maltratadas en el pasado. Es de encomiar que la sociedad se sensibilice con las mujeres víctimas de maltrato, pero también se deberían elaborar programas y políticas que sensibilicen sobre los hombres maltratados. Porque muchas veces el problema es que el resto se dé cuenta.
Por Juan Rivera, de Patón & Asociados

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