«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La invisibilización de los hombres maltratados, ¿una cuestión de Estado?

Cuando se trata con personas maltratadas, hombres o mujeres, la soledad es el primer obstáculo que se debe superar.

Muchos han sido totalmente aislados, tanto de amigos como de familia. Su vida gira entorno al maltratador y es la de un maltratado. Incluso la posibilidad de hablar, ya sea para buscar apoyo o solo para informar de lo que está pasando es el primer factor limitante para poner freno a cualquier maltratador.
Las autoridades, tanto nacionales como europeas, son conscientes de que la detección de muchos casos de maltrato viene de la denuncia de las propias víctimas. Por eso, son muchos de los países que habilitan un teléfono para denuncias de maltrato; el problema es que apenas ninguno lo habilita para hombres, siendo exclusivo para mujeres. Nuestro caso español es todavía más sangrante, porque la línea para hombres maltratados que existía se cerró en 2010 debido a la austeridad presupuestaria.
La detección precoz de los casos de maltrato es clave para una solución definitiva. Las víctimas se encuentran en muchos casos en una espiral creciente de violencia, tanto física como psicológica, provocada por sus maltratadores. Por eso, la existencia mínima del teléfono es ya condición necesaria, aunque sea para evitar mayores perjuicios.
No solo eso, las víctimas de maltrato necesitan un trato especial y especializado. La existencia del teléfono iba acompañada de ser operada por expertos que podían dar una atención temprana. El cierre de la línea afectaba a la detección e impedía una primera atención, vilipendiando la situación de muchos hombres maltratados en España.
El compromiso institucional es clave. Cerrar las vías de apoyo e ignorar a las víctimas no solo no es solucionar el problema, sino empeorar la situación. Antes esta falta de compromiso, han tenido que ser terceros actores los que cubran la necesidad.
Asociaciones, colectivos e incluso bufetes como Patón y Asociados los que demos un paso al frente para suplir la despreocupación del Estado por los hombres maltratados y ejerzan presión para su reconocimiento. El Gobierno, mientras, aunque consigue avances para luchar contra el maltrato femenino parece que ha hecho de la invisibilización de los hombres maltratados una cuestión de Estado.
Por Juan Rivera Crespo, de Patón & Asociados
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