Una ley inequívocamente totalitaria que oficializa los puntos de vista de la izquierda española como obligatorios.
Pedro Sánchez presentó hace unos meses la propuesta estrella del PSOE para este 2018: una nueva Ley de Memoria Histórica. Una necesidad urgente para todos los ciudadanos (nótese la ironía) cuyo objetivo principal es la supresión de cualquier alusión a Francisco Franco en el más insignificante rincón del espacio público. El nombre de Franco debe ser borrado de la historia.
Una ley inequívocamente totalitaria que oficializa los puntos de vista de la izquierda española como obligatorios. La ley prevé el secuestro de libros, la cárcel y la pérdida de la condición docente para los profesores que la incumplan, el adoctrinamiento escolar y la inhabilitación y la prisión para los cargos públicos que obstruyan su aplicación.
Borrar nombres de la historia fue costumbre en la antigua Roma, pero también era típico de egipcios y babilonios. No obstante, los romanos lo elevaron a categoría de arte. El proceso llegó a su cumbre durante el estalinismo. Nombres e imágenes de los protagonistas de la historia de la revolución fueron eliminados, pues el dictador se centró en ese proceso ya que precisamente de ahí arrancaba su legitimidad.
Colau y el castellano
Ada Colau, la dirigente podemita que se ha alienado con la causa separatista, ha decidido expulsar el castellano del espacio público. ¿Su última medida? Elaborar los carteles del Servicio de Acogida de la Infancia en el barrio del Raval en catalán, árabe, tagalo y urdu, pero no en castellano. Desde luego no se debió tratar de un problema de espacio.
No es la primera vez que la alcaldesa de Barcelona pone en marcha una iniciativa similar. Hace unas semanas el Consistorio distribuyó la ‘Guía del contribuyente’, en la que se informaba a los ciudadanos del calendario de pagos y precio de los impuestos, pero únicamente lo hacía en catalán.
Tras dos cuestiones de confianza perdidas, la legitimidad de Colau se termina y muchos barceloneses muestran su hartazgo ante las decisiones sectarias y profundamente ideológicas de la regidora.
La trama rusa y Trump
El establishment lleva tantos meses hablando de la trama rusa y su influencia en la victoria de Donald Trump que el informe elaborado por agentes de la Inteligencia americana ha pillado a más de uno descolocado. La realidad es que el ‘Estado profundo’ estaba tan desesperado por evitar que ganara Trump que inventó la ‘trama rusa’ con datos sesgados a partir de un informe preparado por su rival, Hillary Clinton, a fin de obtener autorización judicial para espiar al entonces candidato republicano.
El contenido del informe es grotesco y estuvo financiado por la campaña de Hillary Clinton y el Comité Nacional Demócrata. El espía británico Christopher Steele confesó al entonces vicefiscal general, Bruce Ohr, que estaba “desesperado por impedir que Donald Trump fuera elegido y deseaba con pasión que no fuera presidente”.
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