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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

«Quería que las canciones le cumplieran a Agustín»

La mexicana Natalia Lafourcade presenta su homenaje al Flaco de Oro y nos revela cómo descubrió más de su feminidad al explorar el repertorio que trabajó para su nuevo disco, junto a invitados de lujo

Con 12 años de carrera, una dulce voz y diminuta figura, la mexicana Natalia Lafourcade se ha convertido en una de las grandes exponentes del pop latinoamericano. Ahora a sus 29 años se muestra más sensual, madura, coqueta, consciente del erotismo femenino, aunque sutil, gracias al descubrimiento personal que experimentó mientras exploraba la obra de Agustín Lara, el cantautor de boleros mexicano, conocido como El Flaco de Oro.

Fue un proceso donde escudriñó canciones, amplió lo que ya conocía del repertorio por herencia de sus tías y se aventuró con un proyecto que, al principio, la hizo temer tanto por su carrera, como por qué diría la disquera. Pero el sello terminó convencido y entusiasmado con el disco Mujer Divina: Homenaje a Agustín Lara, que ya obtuvo Platino. En la placa, se hace acompañar en casi todas las canciones por invitados de lujo como Vicentico, Kevin Johansen, Miguel Bosé, Gilberto Gil y Devendra Banhart, entre tantos otros.

Natalia Lafourcade confiesa que en ese redescubrimiento “lo que me ayudó muchísimo fue haber tenido que calzar con las canciones de Agustín Lara para yo poder interpretarlas a mi manera y a mi estilo”.

–El LP se titula Mujer Bonita para poner el foco sobre la feminidad a la que le cantaba Agustín Lara desde su masculinidad. ¿Cómo cantar así siendo mujer?
–Cuando hice la selección de canciones me di cuenta que era demasiado lo de cantar hacia la mujer. Inclusive para mí era difícil encontrar la manera de poder interpretarlas y darles una versión desde mi lado de mujer. Escogí canciones de la primera etapa de Agustín Lara que tienen esa flexibilidad de poder darles un nuevo significado. Yo siento que Agustín tenía su lado femenino muy a flor de piel, estaba muy conectado con las mujeres, cómo sentimos, cómo vemos el amor, cómo nos hace sentir enamorarnos, el sufrir, todo. Me sentí muy identificada a pesar de que son canciones de un hombre para mujeres.

–Incluso se actualizaron algunas letras para traerlas al público de ahora…
–Sí, totalmente. Hubo que desmenuzar las letras, volver a ponerlas en el papel y ver de qué manera podíamos hacer que las nuevas generaciones se conectaran con ellas. Fue muy bonito saber que yo le podía poner algo mío también, que no sería solo un cover sino que habría todo un trabajo de reinventarlo, actualizarlo, mezclarlo con mi estilo, mezclarme con él y al final lograr algo único que estuviera bañado de esta época que tenemos, de mi generación, de mi juventud.

–¿Hubo instrumentos o técnicas que no hayas usado antes?
–Una de las cosas fue el ukulele, que me acompañó mucho para crear este disco. Se hizo presente y vino para quedarse en canciones como “Aventurera” que es un tango, muy arraigado a un género musical que yo jamás hubiera a lo mejor experimentado, que se convirtió en canción pop, muy veraniega, con tintes muy hawaianos. Traté de hacer de este disco algo muy moderno pero muy clásico también, muy elegante, para no romper con la esencia de Agustín Lara, su estética, sino llenarlo de colores y texturas, de sensaciones. Hicimos sonidos con guitarras, usé acordeón, vibráfono, diferentes instrumentos que nos ayudaron a darle profundidad a las canciones. Yo quería que las canciones le cumplieran a Agustín porque las suyas son como pinturas, fotografías. Son palabras y versos súper bonitos, que dan la sensación de estar dentro de una película, de una imagen.

–Compartes con 17 invitados, algunos que escuchabas desde niña. ¿Qué sensación te dejó eso?
–Significa muchísimo. Hice una lista de músicos que los me gustaría trabajar, de gente que admiro. Cada vez que puedo colaborar con un nuevo músico es una gran oportunidad para compartir un momento especial. Nosotros estamos corriendo todo el tiempo y lo que podemos compartir es mínimo, son minutitos, pero es valioso, es lo que cuenta, es ese tiempo frágil, único, que te da toda la energía para seguir. Así tenía que ser este proyecto.

–Y sin embargo cierras el LP con “María Bonita” que es la única que cantas sola, con tu guitarra. ¿Te sientes más “maría”, siendo que es un himno a la mujer?
–Me conecté con esa canción fue al final del proceso de este disco, por eso le tengo mucho cariño. Yo no sabía cómo hacerle arreglos y de repente la disquera y todo el mundo se entusiasmó con el proyecto y me decían “es importante que toques María Bonita, y le hagas arreglos y pienses en el invitado”. Yo no quería volver al estudio, no quería pensar en un arreglo, yo solo quería sacar el disco. Un día llegué a mi casa muy cansada, veníamos de ensayos, juntas, el reality show, mil cosas, era un momento de mi vida donde me estaba separando y estaba pasando de todo al mismo tiempo; así que tomé mi guitarra y empecé a tocar “María Bonita” y me fui conectando con la canción y me di cuenta de la maravilla que es y que no tenía que hacerle nada. Esa era MI canción, a la que no iba a invitar a nadie y la iba a cantar yo sola con mi guitarra. Para mí es linda, un himno al amor, a los momentos mágicos, de cuando se está enamorado, de momentos capturados.

 

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