Es bien sabido, al menos yo bien lo sĆ©, que al igual que muchos cargos electos del PP ven peligrar su trasero por la patada que dirigida a Rajoy sus votantes les van a atizar, la mayorĆa de cargos de CiU tienen el mismo sentimiento respecto a Mas por lo que consideran serĆ” su debacle electoral en el futuro inmediato.
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Sin entrar en sentimentalismos nacionalistas, las encuestas dicen que CiU pierde la hegemonĆa en CataluƱa en favor de los que serĆ”n sus verdugos, ERC, y eso duele y mucho, sobre todo cuando en ello te va el trabajo, el cargo, el sueldo y el poder.
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A esta intranquilidad de los cargos nacionalistas se suman los parcos pero constantes pronunciamientos del empresariado catalĆ”n de los Ćŗltimos dĆas. Primero fueron los alemanes, tachados deĀ nazisĀ por un diputado de Esquerra, los que abrieron la veda y ya van mĆ”s de doscientos que se suman a la iniciativa y esto no ha hecho nada mĆ”s que empezar. El mundo económico no estĆ” para utopĆas. TambiĆ©n esta semana el propio Congreso de los Diputados acaba de pronunciarse con un sonoro ānoā a los planes de Mas. UPyD ha conseguido arrastrar al PP, su enemigo mortal hasta ahora, y al PSOE que, si bien tuvo que mostrar arrepentimiento pĆŗblico, dejó claro que su respuesta es no.
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Con la UE declarando una y otra vez que secesión es sinónimo de irse fuera, con el Congreso español posicionandose en un 85 por ciento en contra de la independencia catalana, con el Ômbito empresarial desmarcÔndose de la aventura y con los propios cargos viendo peligrar su estatus, el sueño empieza a transformarse en pesadilla.