El cardenal africano Robert Sarah defiende que no se debería cuestionar el derecho de un país a distinguir entre un «refugiado político o religioso» que se ve obligado a huir de su propia tierra, y «el inmigrante económico que quiere cambiar su residencia» sin adaptarse a la nueva cultura en la que vive.
El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha defendido el derecho de una nación a distinguir entre los refugiados y los migrantes económicos que no comparten la cultura del país.
En su opinión, los líderes mundiales no deberían cuestionar el derecho de cada nación a distinguir entre un «refugiado político o religioso» que se ve obligado a huir de su propia tierra, y «el migrante económico que quiere cambiar su residencia» sin adaptarse a la nueva cultura en la que vive.
Según recoge el portal Breitbart, el cardenal africano ha recalcado que la integración en la cultura de una nación de inmigrantes que provienen de otra cultura o religión es compleja. También ha hecho un llamamiento a trabajar unidos para reconstruir los países que han sido víctimas de la guerra, la corrupción y la injusticia.
En una conferencia en Varsovia el pasado domingo, el cardenal Sarah señaló que Polonia se niega a aceptar la «lógica» en relación con la migración que «algunas personas quieren imponer».
Hace tan sólo unos días, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, advertía de que la política migratoria rompería la Unión Europea y expresó su desacuerdo a forzar la entrada de inmigrantes al país, en contra de la voluntad del pueblo polaco.
Para el cardenal Sarah, es la ideología del individualismo liberal la que promueve una mezcla diseñada para erosionar las fronteras naturales de las patrias y las culturas, y lleva a un mundo «posnacional» y «unidimensional» donde los únicos criterios son el consumo y la producción.
El prelado también ha lamentado el distanciamiento de los países europeos de sus raíces cristianas y ha advertido de que Europa se está hundiendo en el nihilismo, según informa Catholic Herald.
«Sin embargo, la Unión Europea ha decidido no volver a las raíces cristianas del continente, sino que ha construido sus instituciones en abstracciones tales como el mercado libre, la igualdad de las personas y los derechos humanos individualistas», ha subrayado.
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