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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La revolución conservadora de Polonia: ni socialismo ni capitalismo

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki

‘Nuestra doctrina económica está tan lejos del neoliberalismo como del socialismo’, asegura el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki


Esa idea de que la derecha política es y siempre será amiga del capitalismo se ha acabado revelando falsa. No en vano, por toda Europa están surgiendo movimientos políticos que que abrazan una suerte de conservadurismo moral y social (de origen cristiano) y rechazan el globalismo neoliberal, ése que pretende acabar con las fronteras y que se sirve de la inmigración y de las deslocalizaciones industriales para abaratar la mano de obra.
Un paradigma de movimiento conservador de este cariz es la formación política que hogaño gobierna Polonia, Ley y Justicia. Así, con la exprimera ministra, Beata Szydlo, y con el actual primer ministro, Mateusz Morawiecki, el partido político ha aprobado en el país centroeuropeo diversas leyes que, al tiempo que fortalecen la familia y del derecho a la vida del no nacido, contravienen los principios básicos del neoliberalismo.
Por ejemplo, el Gobierno de Ley y Justicia apadrinó un proyecto de ley cuyo objetivo estriba en prohibir la apertura de comercios en domingo, de tal modo que los trabajadores gocen de más tiempo para pasar con sus familias y las pequeñas tiendas no sean fagocitadas por las grandes superficies. La medida, que ayuda a consolidar la unidad familiar en el país, es manifiestamente contraria a los principios del capitalismo.
En este sentido, el Ejecutivo polaco también impelió hace más de un año un plan de ayuda a las familias con más de un hijo; plan, denominado 500+, por el que las familias reciben una cantidad de 500 zlotys libres de impuestos por cada segundo y posterior vástago. Esta medida, cuyo propósito era y sigue siendo incentivar la natalidad, fue cáusticamente criticada por los partidos liberales del país, que consideraban injustificado ese gasto estatal.

Ni socialismo ni capitalismo

Este rechazo del pensamiento capitalista queda evidenciado también por las mismas declaraciones del actual primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki. No en vano, pocos días después de haber tomado posesión, manifestó su afán de construir un modelo económico que permita a los trabajadores gozar de salarios dignos y de más tiempo para las familias: ‘No queremos que los polacos trabajen largas horas, queremos que trabajen eficientemente. Queremos que disfruten de más tiempo para su familia, para sus allegados… Éste es nuestro objetivo para nuestra estrategia de desarrollo’.
Morawiecki, que ya ha manifestado en reiteradas ocasiones su intención de mantener inalterada la política migratoria de su predecesora (contraria a la de Bruselas), sintetizaba hace días la esencia de su política económica: ‘Nuestra doctrina económica está tan lejos del neoliberalismo como del socialismo’, aseveraba abriendo la puerta a una tercera vía más acorde a la doctrina social de la Iglesia.

Mujer y mercado laboral

En esta línea, el primer ministro polaco también ha reflexionado sobre la necesidad de que la mujer pueda elegir dedicar sus esfuerzos, su vida, a lo doméstico: ‘De forma razonable, debemos ayudar a nuestras mujeres – esposas, hijas, madres, hermanas – tanto en su puesto de trabajo como en la vida cotidiana. Y manifestar que, cuando hablemos de maltrato, opresión o injusticia, no lo toleraremos de ninguna forma o manera’.
En Hungría y en Polonia encontramos ejemplos de una derecha que se ha percatado de que el liberalismo es tan nocivo, tan pernicioso, para los valores cristianos como el socialismo. Ya advertía el escritor inglés Hilaire Belloc que el capitalismo se desenvuelve mejor en un escenario de anarquía moral.

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