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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Persecución religiosa en España, matar por odio a la fe

 

Marx, padre del comunismo y autor intelectual de sus desmanes, señaló desde el principio cuál era el objetivo, el enemigo a batir, el chivo expiatorio que debía encauzar las iras del populacho que se sumara a su criminal doctrina política. Y lo enunció con una de esas frases grandilocuentes con las que tan fácilmente se embauca a los que no tienen formación suficiente como para saber que le están manipulando: “La religión es el opio del pueblo”.

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En España, la Iglesia Católica ha sido siempre objetivo de las iras de la extrema izquierda a pesar de que la mayor parte de la asistencia social desde el siglo XIX sea obra religiosa y de que cientos de miles de hijos de obreros y campesinos aprendieran a leer y escribir gracias a las obras pías.

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Centrándonos solamente en el periodo republicano, tres han sido las principales oleadas de asesinatos y ataques contra la Iglesia y lo que representa en España.

El primero se produjo cuando la Segunda República no había cumplido todavía un mes, entre el 10 y el 13 de mayo de 1931. Para protestar contra la inauguración del círculo monárquico de Madrid, la extrema izquierda radical -sobre todo socialistas, comunistas y anarquistas-, desencadenó una oleada de ataques contra religiosos y edificios de la Iglesia.

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18 religiosos y empleados de los centros atacados murieron en los disturbios -6 de ellos quemados-, en los días siguientes fallecieron al menos otros quince como consecuencia de las heridas y las quemaduras. Cien edificios fueron destruidos por las llamas –iglesias, bibliotecas, residencias, asilos y colegios de beneficencia- y resultó destruida o dañada una importante parte del patrimonio artístico y cultural que albergaban los centros atacados, entre ellos cuadros, tallas, custodias y los 100.000 libros de la biblioteca de los jesuitas de Madrid.

La siguiente tanda de asesinatos de religiosos la encontramos en la Revolución de Octubre de 1934, en Asturias. Allí fueron torturados y asesinados 34 religiosos, además de la destrucción de importantes obras de arte del patrimonio español sumándose un total de 58 incendios de edificios religiosos.

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Las mayores brutalidades se cometieron en la localidad de Turrón, donde los nueve religiosos que atendían las Escuelas Cristianas fueron torturados y asesinados. En el seminario de Oviedo también fueron asesinados seis seminaristas de entre 18 y 21 años.

En muchas pequeñas localidades también se cometieron atrocidades contra los sacerdotes, como en el municipio de Rebolledo, donde el párroco fue asesinado a culatazos de escopeta; o en Valdecuna, donde el párroco fue fusilado tras sufrir amputaciones; o en Mieres, donde dos novicios pasionistas fueron ahogados en el río.

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La gran matanza de religiosos y cristianos se produjo durante la Guerra Civil. En la zona bajo control del Frente Popular fueron asesinados 6.832 religiosos, además de 3.911 seglares y casi 1.000 seminaristas.

Un total de 11.743 personas asesinadas por el odio a la fe y que murieron, en muchos de los casos, tras haber sufrido torturas aberrantes. En Madrid, por ejemplo, varios sacerdotes fueron echados vivos a las jaulas de los leones que había en la Casa de Fieras del Parque del Retiro. En Barbastro, el obispo don Florentino Asensio, sufrió severas amputaciones antes de ser asesinado. En Camuñas, Toledo, tres sacerdotes fueron arrojados vivos a un pozo de treinta metros al que se lanzaron después objetos pesados para aplastarlos cuando todavía estaban vivos.

 

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De las 283 religiosas asesinadas, 124 fueron violadas antes de morir. Y así hasta los casi 12.000 casos que están perfectamente documentados. Además de las religiosas, también murieron a manos de la saña de los marxistas 4.184 sacerdotes, 13 obispos y 2.365 religiosos.

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