«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Puerto de Vega, 1978. Licenciado, Diploma de Estudios Avanzados (DEA) y Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Santiago de Compostela. Jefe de estudios de la Fundación Disenso.
Puerto de Vega, 1978. Licenciado, Diploma de Estudios Avanzados (DEA) y Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Santiago de Compostela. Jefe de estudios de la Fundación Disenso.

Una realidad

17 de diciembre de 2022

La izquierda iberoamericana se encuentra en estos momentos realizando un asalto a la democracia y al Estado de Derecho. De forma explícita, cuando no obscena, como en el caso de Pedro Castillo en el Perú o de Pedro Sánchez en España, las izquierdas están poniendo en práctica el manual que en su momento fue diseñado por el Foro de São Paulo en la década de los noventa.

Se trata de aprovechar la democracia para destruirla de forma progresiva y edificar un régimen autoritario en el cual la disidencia no pueda sobrevivir

La dinámica es perversa, pero sofisticada. Se trata de aprovechar la democracia para destruirla de forma progresiva y edificar un régimen autoritario en el cual la disidencia no pueda sobrevivir. Las fases por las que pasa el proceso han sido identificadas y, como he señalado páginas atrás, el plan se está cumpliendo con relativo éxito en toda la geografía iberoamericana.

En primer lugar, se trata de ganar elecciones. Por desgracia, lo anterior ha sido una realidad en una gran cantidad de países gracias a los sistemas presidencialistas que poseen. La excepción es España, donde el Gobierno actual no es más que una minoría mayoritaria fruto de una coalición compuesta por partidos que han avalado y participado en la violencia contra el sistema durante décadas.

La politización de la Justicia es el paso que muestra de forma más evidente la degeneración del sistema

Una vez se ocupa el poder ejecutivo, el siguiente paso es la captura tanto del poder legislativo como del poder judicial. Esto último, es lo que estamos presenciando en directo en España, donde algunos líderes políticos se han atrevido a señalar y amenazar a los jueces que solo quieren que se respete el debido proceso. En el territorio hispanoamericano, la captura ya es una realidad en países como Venezuela, Nicaragua o Bolivia, donde la expresidenta Jeanine Áñez sufre un encarcelamiento inhumano e inconstitucional perpetrado por el Movimiento al Socialismo liderado por Luis Alberto Arce y el cocalero Evo Morales. La politización de la Justicia es el paso que muestra de forma más evidente la degeneración del sistema.

La importancia de la política exterior es lo que ha provocado que el pasado jueves Pedro Sánchez evitase el pleno de la vergüenza que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados

Cuando el Estado se encuentra totalmente capturado, solo resta apropiarse de la sociedad civil y de los medios de comunicación. A los débiles se les compra y punto. A los más tercos y comprometidos con la defensa de la democracia y el Estado de derecho se les persigue, humilla y condena al ostracismo. En los casos más extremos se les encarcela –como en Bolivia– o son condenados al exilio. Si el plan tiene éxito, el autoritarismo se convierte en realidad sin aplicar, de forma aparente, violencia de ningún tipo.

Pero todo lo anterior no puede cimentar sin el necesario reconocimiento internacional. La importancia de la política exterior es lo que ha provocado que el pasado jueves Pedro Sánchez evitase el pleno de la vergüenza que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados de España y viajase a Bruselas, con objeto de convencer a las altas instancias de la Unión Europea de que todo lo que hacía se ajustaba a derecho y respondía a una evolución natural de nuestra democracia. Lo mismo están haciendo en este momento las fuerzas de extrema izquierda iberoamericanas, defendiendo públicamente a Pedro Castillo en la arena internacional y en las redes sociales, presentándole como un defensor de la democracia peruana.

Con este escenario, sin duda trágico, solo nos queda defender nuestras libertades y el sistema político y jurídico que las protege. Debemos ser conscientes de que se encuentran en riesgo el pluralismo, la división de poderes, el imperio de la ley y la libertad.

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