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LA PROPUESTA DEL HISTÓRICO LÍDER VENEZOLANO

Aristeguieta Gramcko propone reformas judiciales para terminar con las narcotiranías: ‘Hay que repensar la democracia’

Enrique Aristeguieta Gramcko durante la presentación del libro 'Ofensiva del castrochavismo'. YOUTUBE

Con 88 años a cuestas y una autoridad moral indiscutible, Enrique Aristeguieta Gramcko lo ha visto casi todo. Resalto la palabra casi, porque este líder histórico venezolano -último sobreviviente de la Junta Patriótica que derrocó al dictador Marcos Pérez Jiménez– todavía tiene capacidad de asombro. En nuestra conversación telefónica expresa el no poder entender “que la democracia permita la inscripción de candidaturas a individuos que proclaman abiertamente su intención de destruirla una vez alcancen el poder…eso no me cabe en la cabeza”.

Si Hugo Chávez era un golpista convicto y confeso, “¿cómo aceptamos que lanzara su candidatura a la presidencia?”, se pregunta. Lo mismo dice de Nicolás Maduro, “un hombre que hasta la fecha nadie sabe dónde nació, porque jamás ha presentado su partida de nacimiento”. Aristeguieta Gramcko recuerda que para impedir que Pérez Jiménez fuese candidato a la presidencia por haber sido dictador y condenado por malversación de fondos y peculado “se hizo entonces una enmienda constitucional. 

Pero si pasamos a Bolivia, ¿cómo se autorizó el regreso de Evo Morales, sin recibir condena alguna, luego de haber sido sorprendido en flagrancia cometiendo un fraude electoral y acusado además de estupro? 

El dirigente venezolano también interpela al sistema electoral peruano por haberle dado carta blanca a Pedro Castillo, “un hombre totalitario, marxista, leninista confeso, que ha dicho una y mil veces que acabará con la democracia en ese país”.

En cuanto a los individuos que ya están el poder, como Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel, Aristeguieta reclama que “el sistema interamericano sea incapaz de contener los desmanes que cometen, incluso cuando lo hacen a plena luz del día, como el encarcelamiento de candidatos opositores y la feroz represión contra un pueblo desarmado”.

Preocupado por estas anomalías, Aristeguieta Gramcko afirma que la democracia hay que repensarla. “Los gobiernos democráticos de la región deben emprender una serie de reformas que sirvan para proteger el sistema de libertades”.

En este sentido, la semana pasada sostuvo una reunión con los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela en el exilio, para plantearles sus preocupaciones y sugerirles reformas judiciales para que la “democracia pueda defenderse de sus enemigos internos… la cual fue destruida desde adentro” a partir de 1998.

Recientemente, en entrevista con el periodista venezolano Napoleón Bravo, Aristeguieta Gramcko propuso “prohibir a los partidos de corte totalitario -sin importar su ideología- concursar en elecciones junto con partidos democráticos, porque aquellos se aprovechan de todas las garantías que ofrecen los Estados democráticos para conquistar el poder, y luego acaban a martillazos con las instituciones”.

Repensar la democracia es una frase que sabe desatará polémica, por eso le preguntamos si dentro de ese repensar, el impedir que un partido totalitario participe en comicios ¿no es antidemocrático?  Su respuesta fue enfática: “No tienen derecho a participar, pero eso tiene que quedar sentado en la constitución, hay que modificarla, porque si se le permite a un partido de esa naturaleza que se presenten a las elecciones, ya tu sabes que ese es un campeonato que cuando gane ese equipo, se acaban los campeonatos para siempre, se excluye a la democracia”. 

“La democracia, agrega, no puede ser -como diría Rómulo Betancourt-bobalicona, que se valgan de sus propias instituciones democráticas para conquistar el poder y acabar con las instituciones, con la libertad y con el país”. El líder venezolano opina, luego de repasar todo lo visto y vivido en la región y particularmente en su país, que “todo aspirante a la candidatura presidencial tiene que pasar obligatoriamente por un examen psiquiátrico y por un polígrafo donde se le pregunte si él (aspirante) es capaz de cogerse unos reales, de torturar a la gente, modificar la constitución para eternizarse en el poder y el que no pase el examen del polígrafo, excluido queda. ¡Es que esos adelantos modernos no tienen porque ignorarse! al contrario, hay que ponerlos al servicio de la democracia.  Hugo Chávez, a pesar que le sobreseyeron la causa, jamás hubiese pasado la prueba del polígrafo y tampoco un examen psiquiátrico, al igual que Maduro”.

Al líder venezolano le tiene sin cuidado lo que digan sobre sus apreciaciones y pensamientos “a mi edad tengo el derecho a decir exactamente lo que pienso sin cálculo alguno, si uno solo está de acuerdo con que a la democracia hay que repensarla, pues complacido estoy.  ¡Algo tenemos que hacer! La democracia es para los demócratas, no para quienes quieren destruirla y ya tenemos pruebas de ello y hasta dónde nos lleva el que seamos tan tolerantes”.   

Aristeguieta Gramcko deja muy claro que la participación del votante hay que asegurarla, lo que hay que revisar es la aspiración candidatural de determinadas personas. “No se debe controlar por debajo, se debe y se tiene que controlar por arriba.  Es decir, a toda persona mayor de edad que no esté inhabilitada políticamente hay que darle garantías para que pueda ejercer el voto, pero se tiene que evitar que cualquier sinvergüenza, torturador o ladrón llegue siquiera a postularse y mucho menos a ser electo y, no porque lo diga la justicia exclusivamente, sino porque lo diga un examen científico-psiquiátrico y una prueba técnica, como el polígrafo.  

Aristeguieta confiesa que, aunque tiene ya algún tiempo pensando en la debilidad de la democracia, las ideas de cómo corregirlas aún no las tiene suficientemente maduradas: “Lo que si tengo claro es que cuando los totalitarios se montan en el poder…es muy difícil dar vuelta atrás. Fíjese que en este momento de los 200 países que integran la ONU, ni 100 son democráticos de verdad, no de papel. La democracia es un bien inestimable y un sistema de gobierno privilegio sobre todo de países cultos, no ricos, de naciones con cierto grado de desarrollo cultural y eso no tenemos más remedio que aceptarlo como una realidad histórica”.  

Aristeguieta no deja de repetir una y otra vez que no existe un mejor sistema para gobernarnos que la democracia. “Ese bien, ese sistema de gobierno que se llama democracia, busca el bienestar de todos los ciudadanos, donde cada quien acepta llegar hasta donde llegue el derecho a ello. Cuando la democracia se aplica correctamente, el respeto es la constante. Respeto a las mayorías y a las minorías. El totalitarismo es como el cáncer, ese mal que genera el organismo para destruirlo.  Hay que erradicarlo fortaleciendo la defensa que no es otra que el fortalecimiento de la democracia”.

Aristeguieta Gramcko pertenece a una generación con valores y principios sólidos, con profunda claridad entre el bien y el mal, lo correcto y lo que no lo es. No hay marxismo cultural que lo afecte ni relativismo que lo desvíe; en él se aplica perfectamente la máxima de llamar “al pan, pan y al vino, vino”.   

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