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ENTREVISTA AL EXPRESIDENTE DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
ENTREVISTA AL EXPRESIDENTE DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Ernesto Álvarez: ‘El poder en Perú se ha traslado a instancias oscuras no elegidas’

14 de julio de 2021

A propósito del pedido del Poder Judicial (PJ) de suspender la elección de magistrados del Tribunal Constitucional (TC) en el Congreso de la República, que provocó una nueva crisis política en el país sudamericano, La Gaceta de la Iberosfera conversó con Ernesto Álvarez, expresidente del TC y actual decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Martín de Porres (USMP) sobre las conveniencias políticas que se esconden detrás de la pugna entre estos dos poderes del Estado.

La elección de los miembros del TC se ha convertido desde hace un tiempo en el germen de los desencuentros institucionales y políticos en el Perú. ¿Cómo se origina esta nueva crisis política, ahora entre el PJ y el Congreso, este último cada vez más debilitado y desprestigiado?

El principio de separación de poderes en el Perú tiene dos aspectos que se complementan. La división de poderes, una función para cada órgano del Estado, y al mismo tiempo el check and balance, el balance, el contrapeso. Esto significa que cuando un poder del Estado actúa en contra de derechos fundamentales o principios constitucionales, hay otro órgano constitucional que lo puede bloquear. El problema es cuando un órgano constitucional está ejerciendo sus funciones, atribuciones que expresamente la Constitución le ha dado, sin cometer ninguna falta contra ninguna norma constitucional o legal, pero la voluntad del poder manipula al otro órgano constitucional para interferir y bloquear el ejercicio de esa atribución que legítimamente está ejerciendo. Esto es lo que está ocurriendo en el Perú en esta pugna entre el Poder Judicial y el Congreso de la República. Es la segunda vez que se bloquea la renovación de los magistrados. La primera vez fue con el uso de la cuestión de confianza por parte de Martín Vizcarra que ocasionó la disolución del Congreso. Este hecho nos demuestra lo importante que es el Tribunal Constitucional en el Perú. El Congreso fue disuelto para evitar que se renovaran a los magistrados del Tribunal Constitucional. Y ahora, un simple abogado amenaza a la mayoría parlamentaria de meterla a la cárcel impunemente. ¿Por qué? Porque el Congreso no tiene poder. Cualquier abogado de oenegé puede amenazar, amedrentar, enjuiciar a los congresistas.El poder en el Perú se ha trasladado de la representación política a otras instancias oscuras, no elegidas, no representativas de la sociedad peruana, pero que detentan el poder real. Y eso se llama dictadura.

¿Podría decirse que se trató de un golpe de Estado contra el Congreso?

Si, evidentemente. Porque el poder no lo detentan las personas que han sido elegidas, el poder lo detenta un presidente de la República interino, que nadie eligió. Porque, en el uso de la atribución congresal, el anterior presidente del Congreso [Manuel Merino] fue juramentado como presidente provisional, y en las calles la izquierda lo sacó. El Congreso se vio forzado a censurar a esa Mesa Directiva, censurar a ese presidente del Congreso que estaba ya juramentado como presidente de la República, porque esa era la regla constitucional, y tuvo que asumir este, que era un congresista de un grupo minoritario, por tanto, no tiene mayor representación. Los votos en el Perú, en realidad, ya no determinan quien ejerce el poder. El Ejecutivo está en manos de un congresista de minoría, no por una regla constitucional, sino por la presión de la calle, y el Congreso no tiene poder para ejercer las funciones que la Constitución le ha dado. 

Las marchas de noviembre contra el gobierno de Manuel Merino, impulsadas por grupos de centroizquierda e izquierda, evidenciaría que en el Perú la democracia es entendida como la presión de la calle y no el respeto a las instituciones. ¿Por qué cree usted que la cultura democrática en el Perú es tan frágil?

Yo creo que en el Perú no existe una cultura democrática, y eso se da por la evolución frenada de su estructura política. Recordemos que el Perú fue independizado a la fuerza en 1821 con la invasión de los ejércitos de San Martín y O’Higgins por el sur, independencia definida en 1824 con la batalla de Ayacucho donde intervino el ejército de Bolívar. Los peruanos, en su gran mayoría, no habían vivido jamás lo que en las colonias británicas de Norteamérica había, asambleas de colonos, el ejercicio ciudadano para limitar el poder en algunos aspectos, decisiones que concernían a la propia comunidad política y la propia comunidad política las tomaba. En el Perú no existió nada de esto, por tanto, ingresamos a la independencia política de forma abrupta, y en lugar de estar en una democracia desarrollada que evolucione paulatinamente, durante los siglos XIX y XX experimentamos continuos golpes de Estado. En política se aborrecen los espacios vacíos. La falta de institucionalidad, la falta de cultura política, de partido políticos arraigados, hizo que esos vacíos se llenaran con golpes de Estado conducidos por grupos de militares y montoneros que tomaban y se sucedían el poder, algunos solo por meses. En el siglo XX, la falta de consenso, de ejercicio político verdadero, hacía que los militares asumieran el poder. Las consecuencias las vemos hoy en día. Muchos peruanos piensan que hacer política es simplemente ganar elecciones, o quien tiene la posibilidad de sacar más gente a la calle y causar mayores disturbios. Pensando de manera arcaica, muchos creen que se puede hacer o permitir cualquier cosa para lograr la tranquilidad, así sea que los radicales asuman el poder.

En declaraciones al diario Gestión, usted aseguró la pugna entre el Poder Judicial y el Congreso de la República es impulsada por sectores de izquierda o de agenda progresista que no se vieron favorecidos en las urnas y que se adjudican la representación de la sociedad civil para frenar todo proceso donde ellos no se vean reflejados ideológicamente. ¿Cree que lo hacen por temor a perder el control político del TC?

Si, el TC es más importante que la mayoría parlamentaria, porque esta se puede disolver dos cuestiones de confianza sobre temas límite, mientras que al TC no se le puede disolver. Han recurrido a una demanda de amparo con una jueza que no es de carrera, en un Poder Judicial desprestigiado, para iniciar una confrontación entre poderes del Estado por pura conveniencia política, con el único objetivo de no perder magistrados en el TC afines a ellos. Están destruyendo el Estado de Derecho y la institucionalidad republicana. El TC está conformado por apenas siete magistrados, y actualmente los progresistas tienen el control absoluto de cuatro de ellos. Esos cuatro están manejando la llave del régimen político. De entrar Castillo [a la presidencia], un extremista marxista leninista ortodoxo que hace quedar a Pablo Iglesias de Podemos como un liberal a su costado, el TC sería la única posibilidad de frenar los embates populistas que vendrían de Palacio de Gobierno. Esa llave la tienen controlada los progres.

La izquierda progre es aliada, por lo menos mediáticamente, de Castillo.

Si, es la izquierda progre es su aliada, aunque muchas veces ha sido desconocida e insultada por el propio Castillo, pero que ahora pretende infiltrarse y asumir funciones y cuotas de poder en un eventual gobierno. En este momento hay una pugna entre los marxistas ortodoxos y progresistas seudo liberales que quieren infiltrarse en el gobierno de la extrema izquierda como se infiltraron en los gobiernos de centro y centroderecha. La izquierda progre es experta en el arte de la infiltración, de la cooptación de sus propios miembros, en el arte de controlar organismos constitucionales. Quieren hacerlo con Castillo, piensan que lo pueden lograr. Lamentablemente, si es que no hay una misión internacional que busque la verdad electoral que nos salve de esta pesadilla, no queda otra para los peruanos que creemos en la democracia que aspirar a que lo logren para moderarlo, porque el peor escenario es que gente extremista tome el control del país y nos lleve a situaciones parecidas o peores a las que vive Venezuela.

El pedido de una auditoría internacional de las elecciones, que solicitó Keiko Fujimori, ya ha sido descartado por el propio presidente Sagasti.

Sagasti en su juventud ha sido un simpatizante de extrema izquierda, y forma parte de este grupo muy poderoso en el Perú que no tiene ninguna correlación con los votos, nunca los ha tenido, pero aspira a controlar a Castillo y formar parte un eventual gobierno suyo.

¿Cómo ha podido la izquierda y sus aliados liberales progresistas adueñarse de las instituciones republicanas del Perú?

Todo esto fue ocasionado por la falta de organización de la derecha y centroderecha peruana. Estos partidos han sido barridos y entraron en crisis por sus propios errores, y también por el ejercicio de una estrategia de izquierda. Los adversarios en democracia nunca están pasivos, siempre están pensando en como tener más poder, y este se obtiene destruyendo a los adversarios del pensamiento contrario. Quienes permanecen pasivos y no ejercen una acción política adecuada, pierden. La derecha vive el fruto de la derrota, una que compartimos todos los peruanos, porque el balance y la pluralidad política desaparece en estas condiciones. Dios nos permita ponernos de pie y recuperarnos pronto, porque si el Perú entra en la senda de las repúblicas bolivarianas, el pluralismo y la democracia serán imposibles de recuperar en las próximas décadas.

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