La discusión legislativa en la Cámara de Diputados en torno a la reforma eléctrica propuesta por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tuvo este domingo 17 de abril en vilo a amplias franjas sociales, la mayoría en contra de la aprobación, junto con los partidos de oposición, y por otro lado, a los apoyadores del oficialismo, los militantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido afiliado al Foro de Sao Paulo.
Entre las principales críticas al proyecto está que se trata de una contrarreforma socialista, que intenta en realidad estatizar la producción y distribución de la energía eléctrica por considerar que la inversión privada en ese nicho, sea extranjera o nacional, intenta sólo “saquear” al país, robar, practicar la corrupción.
Tal es el nivel simplista y maniqueo de la narrativa obradorista, calcada del bolivarismo de Hugo Chávez, según la cual todas las empresas extranjeras en el sector energético son enemigas de los intereses nacionales, por lo que hay que combatirlas, denunciarlas, y expulsarlas del negocio.
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ha intentado hacer de esa iniciativa presidencial la más alta de sus prioridades, y esto tiene una razón de fondo: en caso de aprobarse, sentaría un precedente inigualable para implantar el socialismo blando en México, ese que no llega con las armas, sino con las urnas, pero se queda con elecciones simuladas.
El coordinador de los diputados del PAN (Partido Acción Nacional, instituto de derecha, de tradición conservadora y doctrina provida), Jorge Romero, dijo que lo que se discutía en realidad eran dos modelos, dos visiones distintas de país.
En una exposición intensa y efusiva, pero conciliadora, criticó los dichos de la bancada de Morena, en cuanto a que si se rechazaba la reforma de AMLO se traicionaba al país y se daba la espalda a la búsqueda de la soberanía nacional.
Señaló desde tribuna que la oposición se opone a una hiper-estatización, al estilo de la de los años setenta, que ya se sabe a dónde conduce. “No sólo quieren desplazar a las empresas grandes, las que generan empleo, sino también a profesionistas, y miles de trabajadores del sector privado”, criticó con justeza.
«No queremos que desaparezca la Comisión Federal de Electricidad (CFE), sino que se modernice, con mejores prácticas, servicios y tarifas. Estamos a favor de la rectoría del Estado en el sector energético. Hoy la CFE hace de juez y árbitro», dijo Romero.
Además, dijo que el PAN también ha denunciado abusos de algunas empresas, pero que no había que generalizar. No por las fallas de una o unas empresas se debe desplazar a todo el sector privado.
Expuso que si se vuelve preponderante a la CFE, empresa paraestatal, se hace preponderante la energía sucia, algo negativo para el país. Hoy la CFE contamina.
Propuso además mejorar las tarifas, bajándoles el costo, para quienes realmente lo necesitan más, como escuelas y hospitales, y poner incluso paneles solares en zonas marginadas.
Por último, dijo que el PAN, el PRI y el PRD están hoy más unidos que nunca, y que siguen el mandato de la gente en cuanto a defender la libertad empresarial, las energías limpias y las tarifas bajas, un buen resumen de la contrapropuesta opositora a la reforma socialista de AMLO.
Alejandro Moreno, el líder del PRI, también diputado, dijo en tribuna que el poder legislativo no es una extensión del ejecutivo y que la reforma simplemente no pasaría.
Cuando en su turno al micrófono el coordinador de Morena -Ignacio Mier Velazco– dijo a la oposición que “ahora que andan defendiendo al OXXO (empresa privada de abarrotes)”, pónganse unos hielos, para el dolor de cabeza, se escuchó un coro que le regresaba la atención: “¡Quiere llorar, quiere llorar!”
Puso un audio en el que se hacía referencia a un trasnochado cardenismo (en alusión a Lázaro Cárdenas, presidente socialista que operó la estatización-expropiación del petróleo en 1938), en el que se llamaba traidor a todo aquel que aceptaba la inversión privada, en el que todo inversionista es visto como la personificación del mal y por tanto el Estado equivale al “bien”.
Dijo que con su reforma (socialista) se recuperaría la “soberanía” nacional en energía y un coro de su bancada y anexas coreó hacia la oposición: “¡Quieren robar, quieren robar!”, en respuesta al coro previo que lo ridiculizaba.
Por su parte, el diputado de la bancada panista Gabriel Quadri, quien se ha enfrentado antes al supremacismo LGBT llamando “señor” a un transexual, y quien es un experto en energía, consideró en su cuenta de Twitter que Morena había mostrado su verdadero rostro: “Vocero del PT, apéndice de Morena, con voz engolada e impostada, amenaza con estatizar todos los sectores relevantes de la economía. No cabe duda que el proyecto de López y sus esbirros es el socialismo. Hacia allá nos quieren llevar. No pasarán…”.
Gerardo Fernández Noroña, ese vocero del PT (Partido del Trabajo), dijo: “Hagan lo que hagan, voten como voten, quien está cavando su tumba política son ustedes. Están en este momento entregándonos la Presidencia de la República nuevamente en 2024″.
Minutos antes, el legislador conocido por su rijosidad y radicalismo, así como por su coqueteo con regímenes autoritarios, como el de Nicolás Maduro, posteó previamente a subir a tribuna, desvelando su capacidad de diálogo y acuerdo: “Voy con mi hacha. En poco más de diez minutos intervendré en tribuna”.
Así las tensiones entre socialistas y opositores este decisivo domingo de abril un México que se juega su libertad.
