Al mejor estilo de una tragicomedia, en la que todo queda en familia, Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo concentran el poder político tanto del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como del Gobierno de Nicaragua.
La reforma constitucional del año 2014, promovida por una mayoría parlamentaria de dudosa legitimidad electoral tras las elecciones de 2011, permitió entre otras cosas, el acceso a la candidatura a la vicepresidencia de la hasta entonces primera dama y “secretaria de comunicación y ciudadanía” Rosario Murillo.
Ya desde el primer mandato de Ortega iniciado en 2007, Murillo no parecía conformarse con el rol tradicional, pero razonablemente limitado, de primera dama, mismo que el marco legal y constitucional no concedía ninguna función específica. A Murillo le ha valido el hecho de controlar el aparataje propagandístico del partido y del gobierno para llegar a la vicepresidencia y por tanto a la línea directa de sucesión presidencial.
La opacidad y el secretismo con que se gestiona el FSLN no permite afirmar con seguridad el rol que Rosario Murillo juega dentro de la organización. Sin embargo, no cabe duda que cuenta con igual o incluso mayor poder partidario que el propio Ortega. Se especula que ambos encabezan las dos principales facciones internas del partido. Mientras Ortega representa el liderazgo histórico, Murillo aglutina toda la estructura partidaria enquistada en el Estado a raíz de su llegada al poder.
El desprecio por la institucionalidad democrática y la necesaria separación entre Estado-partido, es propio de los regímenes socialcomunistas. La peculiar pareja presidencial nicaragüense es comparable con lo que sucedía en la República Socialista de Rumanía, donde el matrimonio Ceaușescu encabezaba con mano de hierro y de manera simultánea el partido comunista y el gobierno rumano.
El repudio de Rosario Murillo contra su propia hija y el encubrimiento y defensa a ultranza de Ortega (acusado de violar a su hija), demuestra la calidad moral y la fortaleza del vínculo del matrimonio gobernante.
Este nefasto modelo dictatorial familiar de los Ortega Murillo, no repara en profundizar y ensalzar la filosofía del Estado como un botín. En el que conciben que al alcanzar el poder tienen la legitimidad de usar, disponer y abusar de todo aquello que sólo pertenece a los ciudadanos en quienes reside finalmente la soberanía nacional. Está claro, que al igual que los partidos y gobiernos del socialismo del siglo XXI, cuestionan y destruyen principios de la democracia liberal y el modelo republicano de separación y limitación de poderes, con las nefastas consecuencias para la libertad y los derechos ciudadanos.
La pareja Ortega-Murillo, sin el mayor rubor y superando con creces el nepotismo de la dictadura Somocista derrocada por la revolución popular de 1979, no ha dudado en colocar a todos y cada uno de sus hijos e hijas tanto en puestos de dirección del partido como del gobierno. Sus 7 hijos ocupan en la actualidad algún rol dentro del gobierno, del partido o simultáneamente. Rafael, su hijo mayor, es administrador de los asuntos relacionados con el petróleo; Laureano es asesor presidencial de la agencia estatal para atracción de inversiones “ProNicaragua”; Luciana y Camila son presentadas como asesoras, ésta última para asuntos de cultura y encargada del evento “Nicaragua Diseña”, igualmente Camila junto con sus otros hermanos Carlos Enrique, Maurice Facundo, Daniel Edmundo y Juan Carlos controlan los canales de televisión 4, 6, 8, 13 y 22 emporio de mediosy sistema de propaganda del partido, la familia y del Estado. La adquisición de los canales 8 y 13 fueron gracias a los petrodólares provenientes de Venezuela.
No sólo el control mediático ha sido estratégico para la pareja dictatorial, sino que le resultaba también necesario el control de la Policía Nacional. El agosto de 2018 todavía en medio de una ola de represión policial y paramilitar, los Ortega Murillo nombraron como máxima autoridad del la Policía a su consuegro Francisco Díaz, quien ya venía ejerciendo de facto el mando policial desde varios años atrás. La hija de Díaz, contrajo matrimonio en 2010 con Maurice Ortega Murillo. Este control real, pero también simbólico, ha significado la más reciente vuelta de tuerca autoritaria para el control político e institucional de una verdadera dictadura familiar.
Sin embargo, el episodio más oscuro de esta familia, se remonta a los propios años revolucionarios, en los que se enmarcó la violación sexual continuada que denunció Zoilamérica Narvaéz Murillo contra su padrastro Daniel Ortega. El repudio de Rosario Murillo contra su propia hija y el encubrimiento y defensa a ultranza de Ortega, demuestra la calidad moral y la fortaleza del vínculo del matrimonio gobernante.
Los Ortega Murillo se han apropiado del FSLN y ahora desde el gobierno, pretender apropiarse de todo el país. Retienen el gobierno, como si de su propiedad se tratase. Ya han demostrado lo que son capaces de hacer, incluyendo cometer crímenes de lesa humanidad que ya han sido documentados internacionalmente.-
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Edgardo Pinell es abogado, politólogo y comunicador nicaragüense exiliado en España.