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salvador romero fue designado por jeanine áñez

Renuncia el presidente del Tribunal Electoral de Bolivia que allanó el regreso del narcocomunismo

Recientemente se tuvo conocimiento de la sorpresiva renuncia de Salvador Romero a la presidencia del Tribunal Supremo Electoral.

Este hecho representa un nuevo hito en la crisis democrático-institucional que el país atraviesa al menos desde el fraude con “manipulación dolosa”, perpetrado por Evo Morales y el Movimiento al Socialismo en octubre de 2019.

Salvador Romero fue designado a inicios de 2020 por la entonces presidenta Jeanine Añez, con el objetivo de anular las fraudulentas elecciones de 2019, seguir un proceso de denuncia contra quienes llevaron a cabo la serie de delitos que constituyeron el fraude, llevar adelante una reestructuración que modernizara el Órgano Electoral Plurinacional (OEP), restituir la institucionalidad hacia futuro y finalmente presidir las elecciones de 2020 y 2021.

Sin embargo, y aunque la designación de Romero tendría que haber durado los 10 años que la ley establece, el ahora expresidente del TSE ocupó el cargo solamente 14 meses y tuvo a su cargo 3 procesos electorales. 

Parte del trabajo más importante que se le había encomendado a Romero, fue justamente el que omitió y por el que se le reprocha y cuestiona.

Se opuso a la auditoría del padrón electoral

Probablemente la omisión más grave de Salvador Romero fue el no haber desbaratado los distintos mecanismos mediante los que Morales y el MAS cometieron fraude en 2019, mucho menos de cara a las elecciones tanto de 2020 como de 2021.

Pero no solo eso, Salvador Romero se opuso a la realización de una auditoría del padrón electoral que el MAS fue construyendo desde 2006, en diciembre de 2020.

Romero tampoco realizó investigaciones internas en el OEP para encontrar a todos quienes hubieran estado involucrados en el fraude de 2019.

Peor aún, inmediatamente después de las elecciones de 2020, en las que Arce Catacora habría ganado con el 55% de los votos, rechazó la visita de un grupo de ciudadanos que reunió un total de 1.850 pruebas de fraude, además de las 9.111 pruebas del de 2019.

No anuló la sigla del MAS en dos oportunidades

Siguiendo lo anterior, Romero tampoco anuló la sigla del MAS conforme dicta la ley en su artículo 136, debido a que cuando Luis Arce Catacora era candidato, reveló resultados de percepciones de voto en una entrevista televisiva, y decidió delegar su responsabilidad al Tribunal Constitucional Plurinacional.

Este hecho le valió a Romero haber sido denunciado después en el ámbito penal por Carmen Eva González, entonces senadora opositora por Unidad Demócrata.

Compró y desechó el mecanismo de conteo rápido DIREPRE

Otro de los reclamos contra Salvador Romero ha sido sobre el hecho de haber comprado el sistema de Difusión de Resultados Preliminares (Direpre) por $830.000 y luego haberlo desechado en tres procesos electorales (2020 y 2021 en primera y segunda vuelta).

Al respecto, es importante destacar que el sistema Direpre fue creado con el objetivo de reemplazar al sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (Trep), que fue uno de los principales mecanismos mediante los cuales Morales, su gobierno y su partido pretendieron fraguar las elecciones de 2019 de manera fraudulenta.

La importancia de recordar este aspecto radica en la apresurada manera en que los candidatos opositores reconocieron los resultados y victoria de Arce en las urnas, con base en una encuesta en boca de urna realizada por una empresa privada, y no con base en resultados oficiales emitidos por el OEP alrededor de una semana después.

Igualmente, Romero tampoco instó ni a los candidatos ni al electorado en su conjunto a esperar los resultados finales oficiales.

Tampoco atendió denuncias de una de sus vocales sobre irregularidades

Otro hecho de suma relevancia fue el procesamiento disciplinario y suspensión temporal que Romero inició en contra de Rosario Baptista Canedo, su vocal en el TSE. Baptista realizó denuncias ante la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la detección de “servidores alternos desconocidos” usados en las elecciones generales del 18 de octubre de 2020, por las cuales, además, solicitó una auditoría al padrón electoral.

Desde 2019 y hasta el día de hoy, no se realizó auditoría alguna al padrón electoral.

Viajó a Honduras sin haber entregado resultados finales

Ante las incógnitas y desconfianza manifestadas por diversos actores sobre el proceso y los resultados de las elecciones del 7 de marzo de 2021, y que incluso denunciaban distintos hechos de fraude, Salvador Romero decidió realizar un viaje a Honduras el 12 de marzo en calidad de observador de sus elecciones primarias, sin siquiera haberse hecho responsable aún por un adecuado seguimiento y entrega del conteo oficial de votos en su país.

Deslealtad con Jeanine Añez

Y por si todo lo anterior fuera poco para cuestionar su rol al frente del TSE, el momento en el que Romero renuncia es también cuestionable.

Actualmente el MAS viene de haber ganado las elecciones de 2020 con el 55% de los votos, y de haber sido ampliamente derrotado en las elecciones del 7 de marzo con el 33%.

A raíz de semejante derrota y consecuente pérdida de poder territorial, el gobierno de Arce y el MAS han montado una intensa campaña para reconstruir los hechos de finales de 2019, en función de instalar en la opinión pública el relato del golpe de Estado.

De esta manera, y para que dicho relato sea consistente con sus acciones, el gobierno de Arce ha detenido ilegalmente a Jeanine Áñez y una cantidad cada vez mayor de sus colaboradores –además de varios policías y militares–, hace ya varias semanas.

Pero Salvador Romero, quien ha estado llamado a rescatar y preservar la institucionalidad democrática y de Estado de Derecho en el país, no se ha pronunciado ni siquiera para manifestar su solidaridad no sólo por la ilegalidad de su detención, sino también por el deterioro de su salud mientras permanece detenida.

Finalmente, el país se encuentra nuevamente en la expectativa de que Luis Arce Catacora designe al sucesor de Romero, con todo lo que ello implica de cara al pasado reciente, así como al futuro con las elecciones de magistrados para el Poder Judicial a celebrarse en 2023.

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