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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Rumanía, ‘matadlos y a una fosa común, que no quede ni uno’

La frase con la que titulamos esta entrada de blog fue pronunciada por Elena Ceaucescu pocos días antes de que, el 25 de diciembre de 1989, fuera ejecutada por un pelotón de fusilamiento junto a su marido, el dictador comunista Nicolae Ceaucescu. La caída de las dictaduras europeas en el este de Europa puso fin a la brutalidad represiva que la Securitate, la cruel policía política rumana, había iniciado en 1947.

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Rumanía es el único país ex soviético que ha condenado oficialmente el comunismo que ha sido calificado como “ilegítimo y criminal”. Así lo hacía en 2006 el presidente Traian Basescu que en la misma comparecencia confirmaba la creación de una agencia oficial que estudiaría la represión comunista. El objetivo era hacer un listado de víctimas de la represión y cuantificar, dando nombres y apellidos, el alcance de la criminalidad comunista en ese país europeo. Las cifras que se barajaban entonces eran estremecedoras, pero hacían referencia solamente a estimaciones y establecían que en los 42 años de represión la cifra podría ir desde el medio millón hasta los casi dos millones.

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Hoy, nueve años después de aquellas declaraciones, las investigaciones se han parado cuando habían alcanzado casi el 75 por ciento del estudio y establece una cantidad, que no es ni mucho menos un dato final, de 435.000 asesinados por el comunismo en Rumanía. La agencia no tiene fondos para seguir con su trabajo, pero con toda probabilidad, cuando concluya sobrepasará las 600.000 víctimas, según señalan los expertos.

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La labor represiva se centró en un sistema controlado por la Securitate (nombre que se dio al Departamento de Seguridad del Estado), una policía secreta que fue fundada en 1948 por asesores pertenecientes a la NKVD, su homóloga rusa. La Securitate tuvo oficialmente entre 10.000 y 20.000 agentes apoyados sobre una red de delatores de medio millón de personas en un país, Rumanía, con una población poco superior a los 20 millones de habitantes.

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La Securitate articuló un amplio catálogo de torturas y modalidades de asesinatos que eran llevados a cabo en una red de dos docenas de prisiones que copiaban el modelo soviético de las checas. Entre estas, se hicieron tristemente célebres prisiones como Pitesti, Mistea, Satu Mare, Ramnicu Sarat o Sighet.

 

l día de navidad de 1989 el fusilamiento del matrimonio Ceaucescu, fusilados en el cuartel de Targoviste puso fin a uno de los mayores regímenes represivos europeos instaurado después de la Segunda Guerra Mundial.

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