Alberto Ramírez es matador de toros y empresario taurino. Tomó la alternativa en 1999, con José María Manzanares como padrino y Enrique Ponce como testigo. Aquella tarde, cortó tres orejas a los ejemplares de la ganadería de José Luis Marca. Su trayectoria en el escalafón superior le llevó a algunos de los cosos más importantes del circuito: Madrid, Barcelona, Valencia, México DF…
En 2004 colgó el traje de luces, pero pasados unos años volvió a vincularse con el mundo taurino, esta vez de la mano de la Casa Matilla y en calidad de empresario de la plaza de toros de Castellón. La Economía del Toro ha querido hablar con él para comentar la Feria de La Magdalena de 2023 y hacer balance de los resultados que dejó el ciclo.
«La verdad es que este año hemos celebrado la Feria con algunos aspectos en contra. Lo más importante es que la provincia está en un momento económico delicado. Han cerrado muchas fábricas, hay muchos ERTE, la gente lo está pasando peor y la inflación no ayuda. Otro aspecto relevante ha sido la coincidencia en el calendario con las Fallas de Valencia y las fiestas de otras localidades como Benicarló. Por lo tanto, nos ha tocado lidiar con esas circunstancias, que obviamente no han ayudado», reconoce.
«Los días 17, 18 y 19 de marzo, los carteles en los que combinamos a las figuras tuvieron buenas entradas. Dicho esto, nos faltó todos los días ese 10% más de gente que nos habría ayudado a que el resultado fuese mucho más satisfactorio. Eso al final nos ha hecho algo de daño, porque la plaza presentaba un buen aspecto, pero lo suyo hubiese sido contar con algo más de gente», admite.
Ramírez recuerda las dificultades que ha enfrentado el coso en las últimas temporadas: «En 2020 tuvimos que cancelar la Feria debido a la pandemia del coronavirus. En 2021 nos vimos obligados a aplazar los festejos a junio, pero al menos pudimos celebrarlos. La verdad es que aquel ciclo funcionó bien en taquilla, pero no hay que olvidar que el aforo estaba reducido porque aún había restricciones sanitarias. Eso nos invitó a un optimismo excesivo: en 2022 volvimos a programar un ciclo de festejos en junio y la verdad es que no funcionó bien. Además, el año pasado tuvimos muchas lluvias y muy mal tiempo en torno a la Feria de La Magdalena. O sea que, por uno u otro motivo, han sido años un tanto complicados«.
A pesar de todo, el balance «es positivo, la verdad es que no podemos decir lo contrario. Una cosa es que haya cosas que no salen del todo como quieres y otra que salgan mal. En este sentido, la Feria de 2023 nos ha servido para tomarle el pulso a la afición después de varias temporadas con circunstancias excepcionales y eso nos va a servir mucho para La Magdalena de 2024″.
Desde el punto de vista empresarial, Ramírez considera que la pandemia «ha generado un cierto cambio de mentalidad. Se nota que hay más sensibilidad por parte de los distintos estamentos del sector. Antes, el torero o ganadero de postín acordaba unos honorarios y luego de ahí no se movía nadie. Ahora hay más conciencia de que, si falta gente, hay que arreglar las cosas. Nosotros somos transparentes, compartimos la hoja de taquilla con todos, hablamos abiertamente y llegamos a acuerdos. Y eso es importante porque, a veces, si todos ceden un poco, el empresario pasa de números rojos a tener un resultado aceptable. Y ese resultado aceptable es el que permite que, el próximo año, se den incluso más festejos, como ha pasado en la temporada de 2022».
De igual modo, el empresario valora positivamente la asistencia de público juvenil a la plaza. «Vamos viendo poco a poco cómo la gente joven se interesa más por la Fiesta. Cada vez hay más chicos y chicas que vienen a los toros, no solo en Castellón, también en muchas otras plazas. Eso es vital, porque de esa forma se va renovando la afición y el público. Se nos ha tachado de ser decimonónicos, un espectáculo ya no del siglo XX, sino del XIX, por eso es muy importante que podamos ver a tantos chicos y chicas en la plaza. Me emociona especialmente cuando los chavales se tiran al ruedo al final de un festejo para llevar en hombros a los toreros que han triunfado. Ves sus caras de adoración y la verdad es que eso vale todo el esfuerzo que hacemos. Y, sin duda, esa adoración que exhiben hacia los de luces es merecida, porque los toreros son héroes». Los datos respaldan la afirmación de Alberto Ramírez: en la última Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales vemos que los dos segmentos con mayor asistencia a festejos taurinos en las temporadas 2021-2022 fueron los correspondientes a los españoles de 15-19 y de 25-34 años de edad.
¿Cómo está la relación de la empresa con la propiedad del coso? Ramírez explica que «el año pasado renovamos por cinco años. Castellón es una plaza de propiedad privada, lo que nos da facilidades para renegociar o plantear cualquier cosa sin la rigidez de los concursos y licitaciones públicas. La Casa Matilla, en general, prefiere esa forma de gestión, creo que es más ágil. Además, en el Consejo de Administración de la propiedad han tomado nota de la necesidad de invertir en la plaza para renovarla, conservarla y rehabilitarla. Durante muchos años no hubo grandes desembolsos y eso había que revertirlo. Por suerte, desde hace ya dos temporadas se están acometiendo esas reformas y la verdad es que eso nos ilusiona, porque cuando ves que la propiedad invierte también en el futuro, sientes que el proyecto va para largo plazo y sigues desarrollando tu actividad empresarial con ilusión”.
El triste y repentino fallecimiento de Daniel Ruiz
El ciclo celebrado hace escasos días se vio sacudido por el repentino fallecimiento del ganadero Daniel Ruiz, que falleció con 72 años la madrugada del día 17 al 18 de marzo, después de haber lidiado dos toros en el mano a mano entre El Juli y José María Manzanares hijo. Para Ramírez, fue un auténtico mazazo: «Lo de Daniel fue tremendo. Nos llamaron en mitad de la noche y no nos lo creíamos, habíamos pasado todo el día juntos… Llegó a las 8:30 de la mañana a la plaza, nos sentamos, sorteamos y enchiqueramos sus toros, pasamos un buen rato de cachondeo y de risa entre amigos, disfrutamos del festejo… Daniel era un hombre estupendo. Y claro, después de estar todo el día con él, de bromear con Ricardo Gallardo, con Toño Matilla, de hablar de toros con la pasión que él tenía siempre… Después de todo eso te llaman, te dicen que ha fallecido y la verdad es que no te lo crees. ¡Parecía que Daniel estaba perfecto! Le vamos a echar muchísimo de menos y ojalá podamos homenajearle muchas tardes lidiando los toros de su ganadería en Castellón».
