Fernando Roca Rey nació en Lima, en 1986. Tomó la alternativa como matador de toros en 2005, en la bicentenaria plaza de Acho, donde lidió una corrida de Agualuna acartelado junto a Enrique Ponce y El Fandi. A lo largo de su carrera probó las mieles del éxito y la fama anunciándose en las plazas más importantes de Perú.
El hermano de Fernando Roca Rey, Andrés Roca Rey, se ha convertido en un auténtico fenómeno, conquistando los ruedos europeos e hispanoamericanos sobre la base de una tauromaquia arrolladora. Su éxito coincide con la despedida de Fernando, que pondrá punto y final a su periplo como torero el próximo 30 de octubre en la misma plaza de toros de Acho donde tomó la alternativa.
La Gaceta de la Iberosfera ha entrevistado a Fernando Roca Rey a su paso por Ecuador, donde ha participado en diversos eventos de promoción del toreo y se ha preparado en las ganaderías de Santa Rosa y La Viña.
–En pocos meses, la despedida. ¿Cómo se siente?
Yo ya me encontraba más bien del otro lado. Acompaño a mi hermano cuando puedo, toreo algunos festejos sueltos que me hacen ilusión y me preparo en el campo, pero hasta ahí. Pero la plaza de Acho, en Lima, me ofreció la oportunidad de anunciarme en la próxima Feria del Señor de los Milagros y no me lo he pensado dos veces, creo que es una bonita forma de despedirme.
En Perú se dan más de 750 festejos taurinos cada año, ese potencial siempre estuvo ahí
–¿Qué es lo que más te enorgullece de tu paso por los ruedos?
Estoy orgulloso de haber logrado sobreponerme a las dificultades o circunstancias propias de la profesión. No todas las tardes son de triunfo, pero creo que he tenido capacidad de salir adelante, superarme y mejorar. A lo largo, creo que puedo sentirme orgulloso de eso. También creo que he generado interés entre el público y eso es importante, porque las plazas hay que llenarlas.
–Coincidiendo con una generación de toreros en la que Vd. ha jugado un papel importante, Perú ha vivido un enorme crecimiento en el número de festejos organizados, en la asistencia a los mismos y en la repercusión social, cultural, artística y económica de estos espectáculos.
En Perú se dan más de 750 festejos taurinos cada año, ese potencial siempre estuvo ahí, el problema es que a menudo eran espectáculos menos formales, celebrados por ejemplo en plazas improvisadas y con toros y toreros de un nivel menor. En los últimos diez-veinte años se ha producido una creciente regularización, formalización y profesionalización, eso ha hecho que la cultura taurina cobre una enorme fuerza y hoy esté más viva que nunca en Perú.
–Vd. y yo hemos nacido a más de 15.000 kilómetros, pero la cultura del toro nos ha hermanado. ¿Cómo entiendes ese vínculo que une en una misma pasión a un español con un peruano?
Tuve la suerte de conocer España desde joven, viajar por sus ciudades y conocer el campo bravo… Para mí ese vínculo ha sido algo tremendo, me ha despertado aspiraciones más grandes y me ha dado la madurez suficiente para hacer algo importante en el mundo del toro. Creo que esa pasión compartida me ha hecho abordar mi trabajo con más autoexigencia y más profesionalismo. Por eso, siempre amaré España y disfruto mucho cada vez que vuelvo a acompañar a mi hermano Andrés y a disfrutar de ese gran país y su gente.
–¿Cómo promovemos el mundo del toro en medio de tanta censura?
No podemos estancarnos, tenemos que seguir pensando en cómo hacer que el espectáculo evolucione y se convierta en algo más atractivo. Por ejemplo, los toreros deben hacer un esfuerzo por darse a conocer, llevar su esfuerzo diario a los medios tradicionales y las redes sociales, abrirse al mundo y explicarse con naturalidad. Si hay mucha gente que desconoce el mundo del toro, es más fácil que calen las mentiras de los antitaurinos. Por tanto, la comunicación es algo vital. Hay que mantener la esencia del toreo, pero abriendo este mundo y renovándolo dentro de lo posible.
Me gustaría seguir conectado al mundo del toro, quizá acompañando a mi hermano Andrés, quizá en el mundo de la ganadería…
–Toreaste junto a tu hermano Andrés Roca Rey en 2019, en Chota, y lo volverás a hacer este 2022. ¿Qué se siente?
Pues es un privilegio poder competir, en cierto modo, con mi hermano. Apretarnos mutuamente es algo muy bonito y que saca lo mejor de cada uno. Por eso quería anunciarme este año con él antes de despedirme. Eso me ayuda también de cara a la despedida en Acho, porque obviamente no puedo tomarme a la ligera un compromiso tan importante y emotivo, de modo que me voy a desplazar a España este verano para hacer campo y volver a Perú muy preparado. Después ya llegará el momento de despedirme y luego me gustaría seguir conectado al mundo del toro, quizá acompañando a mi hermano Andrés, quizá en el mundo de la ganadería… Pero ahora tengo por delante el tramo final y lo asumo con entusiasmo.