La promoción de los espectáculos taurinos está íntimamente ligada con la confección de carteles anunciadores que, además de dar a conocer los festejos programados, constituyen un género artístico propio. A caballo entre la publicidad y la pintura, algunas de estas obras son verdaderas piezas de coleccionista.
Como explicó La Gaceta, en la temporada 2022 se ha venido observado un giro del clasicismo a la modernidad. Si el pasado año estuvo marcado por una cartelería de corte añejo, las obras del presente curso han tendido a incorporar patrones más vanguardistas, con una línea gráfica moderna y minimalista que mantiene la elegancia propia del toreo pero la reinterpreta según los cánones estéticos del tiempo presente.
Eso sí: en una disciplina cultural y artística como es la tauromaquia se evoca continuamente la tradición y la historia, de modo que no es de sorprender que las piezas clásicas hayan seguido teniendo su sitio a lo largo de la temporada. Dos buenos ejemplos serían el cartel anunciador de la Feria del Caballo de Jerez, un homenaje a Don Álvaro Domecq elaborado por Cathy Beringuier, o la composición que realizó Las Ventas para anunciar la Corrida de la Hispanidad de 2022, obra de Juan Iranzo.
Pues bien, cuando la temporada 2022 ya se acercaba a su fin y todo el pescado parecía estar vendido, el cartel de la corrida de toros que se celebrará en Ubrique el próximo 29 de octubre ha generado un enorme entusiasmo y ha capturado la atención de los aficionados, convirtiéndose casi de la noche a la mañana en una de las composiciones más importantes del año.
El autor de la obra es Gonzalo Quesada, un joven escultor natural de Utrera. Entrevistado por La Gaceta de la Iberosfera, nos cuenta el proceso de confección del cartel: «El encargo me llegó del entorno de Alfonso Cadaval, que a su vez se lo propuso a la empresa. En cuanto tuvimos ‘luz verde’, empezamos a trabajar. Es evidente que la temporada 2022 de Morante ha sido histórica, de modo que he querido darle importancia a su gran referente, Joselito El Gallo. Ya ubicados en esa época, tiré por el art nouveau y me inspiré en las creaciones publicitarias propias de aquellos años en los que Gallito lideraba la vanguardia taurina. Un detalle que me parece interesante y que no todos los aficionados han advertido a primera vista es el cruce de miradas que presento entre Morante y Joselito. La verdad es que el cartel ha tenido mucha repercusión y muy buena acogida, la verdad es que es un orgullo”.
El graduado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla explica que siempre fue muy aficionado a los toros, pero su producción artística “estaba más volcada en la temática religiosa». «La cosa empezó a cambiar cuando publiqué tres dibujos dedicados a Joselito, Belmonte y Manolete. El veneno taurino me ha entrado siempre por ahí, por ese embrujo de las grandes figuras de la historia del toreo. Desde entonces las cosas han ido rodando. He podido trabajar con diversos matadores actuales, por ejemplo con Gonzalo Caballero y el cartel que anunció su comparecencia en Calahorra».
Muy comentada ha sido la escultura que Gonzalo Quesada ha dedicado a Morante de la Puebla: «Empezó por el encargo de los propietarios de Taberna La Caraba, en Madrid. A raíz de ello, acabé conociendo en persona al propio diestro, tomándome un café con él y con su apoderado y realizando las fotografías de rigor para componer el busto. Ahora lo pienso y me doy cuenta del enorme privilegio que fue compartir ese rato».
Cuando le pregunto por la relación entre su producción taurina y su obra religiosa, Quesada comparte las siguientes reflexiones: «Desde que ingresé en la facultad de Bellas Artes, en la Universidad de Sevilla, me volqué en la imaginería, la escultura religiosa, que tiene un mercado muy amplio y con mucha productividad. Soy cofrade, la Semana Santa es algo muy especial para mí y poder desarrollar mi obra por ese camino es muy bonito”.
¿En qué se diferencia la imaginería del arte taurino? Con la escultura y pintura religiosa, «el proceso es muy largo y lento, muy pulcro, porque el resultado debe invitar a la introspección, la empatía, el rezo… En cambio, en mi trabajo taurino busco generar un diálogo con la persona que contempla la obra a base de recalcar los rasgos, los matices, la personalidad de cada torero al que represento». «No quiero que simplemente vean el rostro de Morante y piensen ‘mira, un busto de Morante’, lo que anhelo es que se perciban sensaciones más directas».
Gonzalo Quesada expone su obra taurina en la Casa de la Cultura de Utrera desde el 14 hasta el 30 de octubre.