La pasión por la tauromaquia sigue viva en Cataluña. Legalmente, el Tribunal Constitucional tumbó hace seis años la prohibición que acabó con las corridas de toros, pero de momento no ha sido posible organizar ningún festejo en los cosos de la zona. Es cierto que la afición reclama la reapertura de La Monumental de Barcelona, que sin duda se llenaría al reclamo de figuras como José Tomás, y el sector ha intentado dar toros en Olot, llegando a solicitar el arriendo del coso para la celebración de un festejo, pero todo tipo de trabas han impedido que estos avances lleguen a buen puerto.
Sería un error, no obstante, pensar que los toros han desaparecido por completo de Cataluña. En las Tierras del Ebro y otras comarcas se siguen celebrando capeas, recortes y sueltas de reses siguiendo la tradición local de los correbous. En 2019, antes de la pandemia, seguían programándose festejos taurinos populares de este tipo. Tras el parón de 2020, motivado por el coronavirus, los veranos de 2021 y 2022 han sido los de la reactivación de tal circuito.
Pero desde la Escuela Taurina de Cataluña han querido ir un paso más allá y, hace escasos días, convocaron un festejo taurino organizado como una novillada en clase práctica. El espectáculo se convocó en Masdenverge, provincia de Tarragona, y suscitó un gran éxito de público, llenando los 1.000 asientos de la plaza. Tras hacer el paseíllo, los aspirantes a torero se las vieron con cuatro reses de Eliseo Adell, ganadero de la zona.
La Economía del Toro ha entrevistado a Enrique Guillén, director de la Escuela Taurina de Cataluña, para conocer de cerca esta nueva forma de recuperar la Fiesta en Cataluña.
–¿Cómo ha surgido este valiente paso al frente?
No tenemos ayudas ni subvenciones. Los toros no están prohibidos en Cataluña, pero la situación en Barcelona es la que es. Gracias a las aportaciones de la fundación del maestro José Tomás, los alumnos de la Escuela Taurina han podido torear en otras plazas y han tenido la posibilidad de torear en España o en Francia. Estamos muy agradecidos por esas donaciones, que han sido fundamentales y que nos han ayudado a seguir adelante.
Este año hemos querido dar un paso más allá. Hemos tirado de ingenio y hemos querido respetar en todo momento la legislación vigente. En las Tierras del Ebro se celebran anualmente más de 450 correbous, o sea que la afición al mundo del toro sigue ahí. Partiendo de esa base, hemos querido hacer algo que resulta muy simbólico y que ha supuesto la vuelta del toreo a Cataluña.
–¿De qué manera han trabajado la autorización del espectáculo?
El formato programado es el de una suelta de reses. Obviamente, en muchos de estos festejos lo que se hacen son recortes y quiebros, pero también se puede ver a gente que coge una muleta y torea en mitad de una capea. Pues bien, en este caso, lo que hicieron los alumnos de la Escuela Taurina que saltaron al ruedo fue eso mismo, torear las reses elegidas. Si hubiésemos reclamado la autorización de otro tipo de festejo, habría sido muy difícil obtener los permisos, de modo que no hemos dado ese paso.
–El festejo fue muy exitoso…
El público estaba volcado con los chicos. El recinto se llenó a reventar de gente y fue precioso ver la salida a hombros al final del festejo. No hubo ningún tipo de problema, al revés, fue todo muy bonito y muy emocionante. Hemos establecido contactos con cinco o seis localidades más de las Tierras del Ebro y también en la provincia de Gerona hay algunos avances. Esperamos seguir consolidando este modelo y poder avanzar más.
