En 2023, Perú celebró más de 700 festejos taurinos en los que se dieron cita más de cinco millones de espectadores. Aunque Acho debería ser la joya de la corona de un sector tan pujante, lo cierto es que la histórica plaza lleva muchos años lidiando con una estructura de costes que hace prácticamente inviable la gestión empresarial.
La Beneficencia, propietaria de la plaza, no parece haber captado aún el mensaje y, de hecho, sigue aplicando un canon de gestión muy elevado que ronda los 320.000 euros por la organización de un ciclo cuya duración natural es de cuatro, cinco o seis espectáculos. Como referencia, en la plaza de toros de Madrid se abonan 900.000 euros por organizar 60 corridas, mientras que en Valencia se pagan 400.000 por unos 16 festejos.
Cabe recordar, asimismo, que la renta media de un peruano es más de un 50% menor que la de un español, de modo que la comparativa resulta aún más sangrante. Pero el problema no acaba ahí, puesto que también se debe tomar en cuenta la draconiana fiscalidad aplicada a nivel nacional y municipal, que grava la compra de entradas y la celebración de los propios espectáculos.
La inoperancia que se deriva de este modelo es tan evidente como nefasta. Programar toros en Acho supone entregar la mitad de la taquilla a la propiedad del coso y a las arcas del fisco nacional y local. Los números no salen y, por este motivo, la mayoría de las empresas que han pasado por la gestión de la plaza durante la última década han terminado diciendo adiós y renunciando a su contrato.
El ejemplo más reciente ha sido la decisión que ha tomado el consorcio de cinco mercantiles que programó las corridas celebradas el pasado 2023 y del que se esperaban también los espectáculos del periodo 2024-2028. Tras su adiós, la plaza ha celebrado un nuevo concurso para dirimir quién se ocupará de los festejos.
Tras este procedimiento celebrado in extremis, el coso ha pasado a manos de Tito Fernández, propietario de la plaza de La Esperanza, otro de los recintos taurinos con los que cuenta la ciudad de Lima. No han trascendido los detalles de la propuesta, aunque sí se sabe que Tito Fernández optó a la licitación de 2023.
Según lo publicado por la prensa local, la Beneficencia escuchó otras tres propuestas más, de las cuales se conoce al menos la identidad de dos. Una de estas mercantiles habría sido la mexicana Casa Toreros, mientras que otra de las aspirantes era la familia Villafuerte, cuya oferta sí fue filtrada y contemplaba el pago de un canon de 190.000 euros y la presencia de las ganaderías españolas de El Pilar, José Cruz y Montalvo.