La Feria de la Peregrina se ha convertido en el último reducto de la afición taurina gallega. El coso de San Roque, ubicado en pleno centro de Pontevedra, es de propiedad privada, una feliz circunstancia que actúa como freno ante cualquier tentación prohibicionista del BNG. Este verano de 2023, la Casa Lozano anuncia un ciclo compuesto por dos corridas de toros de máximo nivel, con ganaderías de postín y figuras del toreo en los carteles.
La afición local no pierde oportunidad de recordar que la extensión de la Feria de la Peregrina se ha visto recortada a la mitad a raíz de la crisis y de la pandemia al pasar de cuatro a dos festejos.
Se anunciaban toros de Alcurrucén, la divisa más emblemática del encaste Núñez. Sobre el papel, la terna estaba compuesta por tres de los toreros que más triunfos han venido cosechando a lo largo de la presente temporada: el francés Sebastián Castella, el peruano Andrés Roca Rey y el español Tomás Rufo. El público gallego anticipaba una auténtica «pelea de gallos2, puesto que los tres espadas contratados para el festejo se caracterizan por su carácter competitivo y su hambre de triunfo.
Sin embargo, Roca Rey no pudo hacer el viaje hasta Galicia a raíz de la seria cornada que sufrió la noche del sábado 5 de agosto en El Puerto de Santa María. La herida, de casi veinte centímetros, obligó a una intervención quirúrgica de urgencia en la enfermería de la plaza gaditana, así como al posterior traslado del diestro a un hospital de Sevilla. La Casa Lozano optó por remendar la corrida contratando a Daniel Luque, uno de los toreros más valorados por la crítica en los últimos años.
Pese a la baja de Roca Rey y las devoluciones que se producen cada vez que una gran figura se cae de los carteles, lo cierto es que los tendidos presentaron un aspecto magnífico, con más de tres cuartas partes de la plaza cubiertas y un espléndido ambiente durante toda la tarde. Las peñas ofrecieron el habitual repertorio de cánticos, bailes y celebraciones, generando un contexto de lo más alegre y festivo.
Castella se topó con el peor lote, sin opciones para el triunfo. A su primero lo toreó a media altura, arrancando algunos muletazos de mérito, pero sin poder redondear la obra. El segundo se rajó en seguida, dejando casi inédito al francés.
Luque derrochó ambición de triunfo de principio a fin. Cuajó a su primer oponente por naturales, toreando al ralentí y acompañando la dulce embestida del toro de Alcurrucén. Las luquesinas y el estoconazo hicieron el resto. Dos orejas y clamorosa vuelta al ruedo. En su segunda actuación compuso un bello quite por chicuelinas y trenzó una faena marcada por la ligazón y coronada con pocinas y ayudados. Cortó otra oreja.
Rufo se llevó un trofeo tras su faena al tercero, un toro al que entendió a la perfección, alargando sus entregadas embestidas con muletazos de bello trazo. Con el cierraplaza echó rodilla en tierra y puso la plaza boca abajo, para después construir una maciza faena marcada por la rotundidad con la que aprovechó los dos pitones del animal. Se llevó otras dos orejas.
La única nota negativa de la tarde fue la cogida que sufrió a cuerpo limpio un monosabio durante la lidia del quinto toro de Alcurrucén. Con un caballo derribado, los operarios se echaron al ruedo para recomponer la situación pero terminaron presas de la súbita acometida del animal. Por suerte, pudo acudir a la enfermería a pie, pero el momento fue indudablemente dramático.
