El momento que atraviesa el rejoneo en España no es fácil de describir. El pasado año 2022 se celebraron 158 espectáculos de toreo a caballo, mejorando los 146 de 2019 pero lejos de las cotas que se daban hacer una década, cuando el Arte de Marialva suscitaba tanto interés que se programaban alrededor de 220 eventos de dicha disciplina.
Los principales nombres del escalafón son cuatro. En cabeza, el líder absoluto: Diego Ventura. El portugués afincado en La Puebla del Río ha conseguido una posición de dominio casi incontestable, hasta el punto de que a menudo se le puede ver acartelado en corridas mixtas, compitiendo junto a las principales figuras del toreo. También tiene un innegable poder de atracción la francesa Lea Vicens, que se ha convertido en un reclamo fundamental de muchas ferias y exhibe tarde a tarde una gran conexión con los espectadores.
El legendario jinete Pablo Hermoso de Mendoza encara el final de su trayectoria en los ruedos con perfil bajo y la retirada prevista para la próxima temporada 2024. Su hijo Guillermo, de apenas 24 años, irrumpió en el escalafón en 2019 y no ha tardado en convertirse en uno de los grandes reclamos del toreo a caballo en España.
La afición anheló durante años una mayor competencia entre Diego Ventura y el mayor de los Hermoso de Mendoza, pero el veto del navarro hizo inviable una rivalidad que habría avivado el interés por el rejoneo. Como consuelo, en los dos últimos años se han anunciado varias corridas en las que Diego Ventura ha compartido cartel con Guillermo Hermoso de Mendoza.
Más allá del repóker de rejoneadores que se sientan en la cima, el escalafón del toreo a caballo incluye también al ya contrastado Andrés Romero o, desde hace un par de temporadas, el prometedor Sebastián Fernández. Asimismo, sigue habiendo hueco para veteranos del circuito como Andy Cartagena, Leonardo Hernández o Roberto Armendáriz.
Sin embargo, es innegable que el centro de gravedad del toreo a caballo vuelve a estar donde casi siempre ha estado: en nuestro país vecino de Portugal. Es cierto que el auge de Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura desplazó el eje del rejoneo hacia suelo español, pero no se puede ignorar que esta disciplina tiene un inmenso arraigo en la nación lusa, donde la gran mayoría de los festejos son de toreo a caballo y no a pie.
En este sentido, la corrida programada el pasado 27 de agosto en Las Ventas ofreció una oportunidad única de conocer a tres caballeros rejoneadores portugueses que vienen apretando desde hace años pero no tienen tanto sitio en los carteles que se programan en nuestro país. El primero de ellos era Marco Bastinhas hijo, que se presentó en el coso de la calle Alcalá con una preciosa federica y confirmó su alternativa dejando clara su capacidad para conectar con el tendido. El dinástico recibió al abreplaza a portagayola, sorprendió con una pirueta antes de clavar su primera banderilla, se adornó ante la galería con un par a dos manos pero arruinó lo conseguido con el rejón de muerte.
Llegó después el turno de Francisco Palha, quien lleva años volando alto en Portugal pero no tuvo tanta suerte en Madrid. El buen sabor de boca que dejó su actuación del pasado verano no fue suficiente para remontar la falta de acometividad de su toro, al que probablemente castigó en exceso al señalar dos rejones de castigo. Partió tres banderillas contra las tablas para clavar medios palos pero ni siquiera este recurso fue suficiente.
El tercer caballero luso que hizo acto de presencia fue Miguel Moura, hijo del legendario Joao Moura, que este año está conmemorando sus 45 años de alternativa con numerosas comparecencias en ruedos portugueses. Miguel se guardó la espectacularidad para las distancias cortas y prescindió de lo accesorio para apostar por un rejoneo muy de verdad, ofreciendo el pecho y el costado de su cabalgadura con suertes ceñidas que animaron las embestidas del burel, arrancándolo de las querencias que fue desarrollando y levantando los aplausos de los más de 5.000 espectadores que se daban cita en el festejo. Acertó con el rejón de muerte y cortó una oreja de mucho peso. Ahora que su toreo entra en una fase de mayor madurez, ¿no tiene sentido contar más con este joven rejoneador en los ruedos de nuestro país? ¿Y qué decir de su hermano Joao, que se ha convertido en la principal figura del circuito en Portugal y sin embargo cada vez se prodiga menos en las ferias españolas?
La terna la completaban tres toreros españoles. Sergio Domínguez hizo una faena de menos a más, aprovechando las excelentes cualidades de dos caballos estrella: Olé y Natural. Juan Manuel Munera se esforzó en todo momento con un toro reservón al que terminó arrancando algunas series de indudable mérito, hasta el punto de que se le esfumó la oreja por la lenta efectividad del rejonazo final. Cerró el cartel Mario Pérez Langa, en una faena pulcra que no llegó a coger vuelo y se vino abajo con el mal uso de los aceros.
El encierro reseñado fue de Campos Peña, de procedencia Murube-Urquijo. Pertenece a la misma familia que se encarga de la ganadería de Hato Blanco, encaste Guateles, y del recordado hierro de Contreras. Sus toros, impecablemente presentados, no terminaron de romper en la calurosa corrida del 27 de agosto, pero dejaron detalles de interés y, probablemente, merecen más oportunidades tras tantos años de ausencia en las grandes plazas.
Esa misma mañana, antes del festejo, Palha y Moura hablaron del buen momento que atraviesa el toreo a caballo en Portugal. El primero recalcó que, «este año 2023 vemos en mi país que las plazas se están llenando totalmente… Estamos viviendo un momento muy bueno». El segundo anotó que «en Portugal se torean ganaderías quizá más duras, los toros aprietan mucho más y el hecho de que las plazas sean más pequeñas también ayuda a que el espectáculo llegue más. No es una crítica al toreo de España, pero esa dureza y esas circunstancias generan más emoción». Palha se sumó al comentario de Moura recordando que «en España, las dimensiones de las plazas son mucho más grandes».
El tiempo dirá si lo ocurrido en Madrid sirve para reivindicar una mayor colaboración entre España y Portugal en aras de fomentar la difusión del rejoneo y el continuo perfeccionamiento del toreo a caballo. El triunfo de Moura atesora importantes lecciones que no pueden caer en saco roto.