Buenas noticias para los aficionados al toreo de nuestro país vecino. Tras un año en el cajón, el Decreto-ley con el que el Gobierno de Portugal pretendía restringir el acceso de los menores de 16 años a las plazas de toros ha quedado finalmente anulado. De esta forma, los espectáculos seguirán siendo de libre acceso para los mayores de 12 años, mientras que los niños de entre 3 y 11 años de edad podrán asistir acompañados de un adulto.
El Gobierno luso, en manos del Partido Socialista, había anunciado esta restricción para asegurarse el apoyo parlamentario de los legisladores del PAN, una formación animalista que condicionó enormemente al Ejecutivo a lo largo de la pasada legislatura, hasta el punto de que una votación de presupuestos generales se terminó decidiendo a cambio del aumento del IVA tributado por los espectáculos taurinos.
Sin embargo, tras las últimas elecciones generales, el PAN ha visto reducida de forma drástica su representación parlamentaria, reteniendo apenas un escaño. A esto hay que sumarle el avance de la derecha en las encuestas de intención de voto. Ambos desarrollos han contribuido a una mejora directa del clima de opinión en materia taurina.
Así, el Ministro de Cultura, Pedro Adão e Silva, ha reconocido en declaraciones al diario Público que el Gobierno “ya no considera prioritaria” la restricción del acceso a las plazas de toros. Para la Federación de Tauromaquia Portuguesa, Protoiro, esta es la mejor demostración de que el Decreto-ley se había aprobado como parte de una negociación política, sin que existiese una motivación política genuina para alejar a los menores de edad de las plazas de toros.
Por su parte, la Presidencia de la República tomó nota de lo ocurrido y devolvió el Decreto-ley al Ejecutivo, reclamando una tramitación más rigurosa del documento. Este intercambio jugó a favor de la tauromaquia, dilatando la entrada en vigor de la restricción. Finalmente, la Presidencia de la República ha vetado el Decreto-ley, extinguiendo por completo un proceso que el Gobierno admite que no desea retomar. Se mantendrá, pues, el libre acceso de los menores de edad a las plazas de toros, según las condiciones que venían dándose hasta ahora.
En España, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid reunió en 1999 a cuatro equipos académicos de otras tantas universidades para estudiar hasta qué punto la asistencia de menores a festejos taurinos puede tener algún tipo de efecto negativo sobre la infancia. Estos trabajos científicos concluyeron que no hay consecuencias adversas asociadas a la asistencia a las plazas de toros. En la misma línea, en 2017 se publicó una tesis doctoral de David Guillén que estudia el perfil de los alumnos de las Escuelas de Tauromaquia y encuentra aspectos muy favorables asociados a dicha forma de entrenamiento e instrucción.
La evidencia empírica respalda que, en efecto, no tiene sentido vincular la asistencia de menores a los toros con dinámicas negativas como las que señalan los grupos antitaurinos. Así, España, Portugal y las regiones taurinas de Francia presentan niveles muy bajos de inseguridad y violencia, así como cotas elevadas de tolerancia y solidaridad.
