Lleno de «no hay billetes» en Las Ventas para ver a Julián López El Juli, Alejandro Talavante, Andrés Roca Rey y los toros de la ganadería de Victoriano del Río. La Corrida In Memoriam servía como el segundo de los tres festejos especiales que completan San Isidro, tras la Corrida de la Prensa del pasado 4 de junio y con la Corrida de la Beneficencia prevista para el próximo 17 de junio. El festejo se consagró como un homenaje al torero José Cubero «Yiyo», trágicamente fallecido en 1985 cuando apenas tenía 21 años de edad y recibió una cornada letal en la plaza de toros de Colmenar Viejo.
El Juli firmó una tarde seria y solvente, con dos laboriosas faenas que por momentos fueron reconocidas por el respetable, pero no llegaron a romper. Alejandro Talavante fue silenciado tras una tarde sin lucimiento en la que, además, se topó con el peor lote de la tarde. Quien sí saboreó el triunfo fue el imparable Roca Rey, que rozó la Puerta Grande.
La primera faena del joven peruano arrancó con una serie de ceñidos pases pendulares que arrebataron al respetable y le permitieron lucirse en la distancia corta, con una faena que rompió a más por el pitón derecho y acabó en un ajustado arrimón. Tras una estocada y dos golpes de descabello, paseó un trofeo. Ante el cierraplaza, los estatuarios de inicio avivaron la embestida de un bravo astado que terminó prendiendo al diestro en el pecho, causándola una contusión torácica que fue atendida en la enfermería a la conclusión del festejo. Tras el metisaca, dejó una media estocada y dio una vuelta al rueda después de que la presidencia le negase un trofeo que el público pidió de forma abrumadora.
Roca Rey llegaba a Las Ventas seriamente herido tras su paso por la plaza de toros de Toledo, donde sufrió dos cornadas internas, una en el glúteo izquierdo y otra en el muslo derecho. Aunque los facultativos le aconsejaron abrir la herida y drenarla, el peruano prefirió aguantar el tirón y terminar el festejo. A la conclusión del mismo, eligió tratarse con fisioterapia y no solamente compareció en Las Ventas, sino que también lo hizo dos días antes en Granada.
Su actuación en Madrid fue de entrega total, pero fue recibida con hostilidad por parte de los espectadores ubicados en torno al Tendido 7. El resto de la plaza acabó rebelándose contra el trato que estaba sufriendo el matador, desatando un verdadero manicomio en los tendidos del coso. El sector más duro, abucheado y despreciado por decenas de miles de espectadores sublevados. Roca Rey acompañó este giro de guion mirando a los díscolos y pidiendo respeto.