La tauromaquia vuelve a las salas de cine de la mano de un largometraje colombiano dedicado a la figura del torero Pepe Cáceres. Se da la circunstancia de que la película está protagonizada y co-dirigida por el hijo del matador, el actor Sebastián Eslava, quien sufrió la muerte de su padre cuando apenas tenía dos años. Hablamos, pues, de un proyecto de lo más personal.
En una entrevista con El Tiempo, Eslava ha explicado que decidió hacer una película dedicada a la figura de su padre cuando cumplió veinte años: “Hoy tengo 37 años, pero no olvido el momento en que decidí hacer algo así”.
“Estaba estudiando actuación en Los Ángeles y me dolía no tener ni un solo recuerdo de mi progenitor. Podía imaginarlo a través de las historias que me contaba mi madre, pero persistía esa ausencia tan grande”, explica Eslava, que no solo encarna a su padre sino que también comparte labores de dirección con Camilo Molano.
Lejos de esconderse en la corrección política, Eslava plantea una película directamente marcada por la vida del torero colombiano, “ese hombre extraordinario al que nunca conocí”.
“Este proyecto supone un intento honesto de honrar su figura y, quizá, es la única forma que tengo de llenar el vacío que me dejó. Interpretándolo, reviviéndolo y encarnando sus pasiones y deseos, me siento más cerca de él”, señala Eslava.
Eslava recuerda que le costó dar el paso de ir a una corrida, barrera que rompió al cumplir los catorce años: “Sentí que mi vida se partió en dos… Me llamó mucho la atención ver a los toreros en la arena y sentí ganas de estar en su lugar. Empecé a investigar a fondo sobre la trayectoria de mi padre, quería saber más de quién había sido, cómo había vivido… Tenía sus trofeos, sus fotos, su espada y hasta el traje que usaba cuando fue corneado y perdió la vida. Y lo que quería era acercarme al hombre que había hecho todo eso. Mi madre me ayudó en todo momento, siempre nos trasladó el amor y el cariño que tenía por nosotros”.
Un biopic taurino
“Pepe Cáceres. Temo más al olvido que a la muerte” plantea una puesta en escena onírica y se remonta a algunos de los momentos más importantes de la vida del matador, que falleció con 52 años víctima de una cornada mortal en la plaza de toros de Sogamoso. El biopic narra la cruel infancia del torero, cuyo padre se suicidió cuando aún era niño, y explica su ascenso en el mundo del toro.
Al igual que sucedió con otros matadores como Ortega Cano, la falta de oportunidades obligó a Pepe Cáceres a empezar su carrera en los ruedos en los espectáculos cómico-taurinos. Sin embargo, supo sacar provecho de la oportunidad y entró en contacto con Ernesto Gutiérrez, creador de una de las mejores ganaderías de Colombia, quien le ayudó a dar el salto a España de la mano del veterano torero Félix Rodríguez.
Ya en nuestro país, Pepe Cáceres debuta en la plaza de toros de Málaga pero sufre una cornada. Las dudas se apoderan de él y le invitan a replantearse su futuro. Este proceso de reflexión le da el impulso necesario para perseverar en la arena y le anima a recuperar a su gran amor, Luz Marina. El largometraje refleja de manera emotiva la lucha de Cáceres por avanzar en ambos frentes y triunfar en los toros y en el amor.
De Colombia a La Maestranza
Pepe Cáceres tomó la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla, el 30 de septiembre de 1956, en la Feria de San Miguel, siendo Antonio Bienvenida su padrino. Logró importantes triunfos en las plazas más importantes de América, como es el caso de la Monumental de México o la Santamaría de Bogotá. Tras algo más de veinte años de alternativa, sufre una dura cornada en la plaza de toros de La Pradera, en la localidad de Sogamoso. El toro “Monín” le produjo lesiones de las que no se pudo recuperar, falleciendo un mes después en la Clínica Fundación Santa Fe de Bogotá. Pepe Cáceres había anunciado que se retiraría en 1988, pero la muerte le llegó un año antes de su adiós.
En el imaginario colectivo de la tauromaquia colombiana, Pepe Cáceres no solo encarna el duro camino que deben recorrer los matadores iberoamericanos que desean triunfar en los ruedos españoles, sino que también refleja el drama de un torero de dilatada trayectoria que falleció a las puertas de su retirada, de manera similar a lo sucedido con figuras como Manolete o Paquirri.
La figura de Pepe Cáceres está íntimamente ligada a la Feria del Café de Manizales, donde compareció en veinticinco temporales, primero como novillero y después como matador de toros. Fue el máximo triunfador del ciclo en cuatro ocasiones: 1958, 1959, 1962 y 1968. En sus comparecencias en la localidad caldeña, Pepe Cáceres lidió toros de ganaderías colombianas (Ernesto Gutiérrez, Achury Viejo…) y españolas (Eduardo Miura, Juan Pedro Domecq, Carlos Núñez…).
Las crónicas de su paso por los ruedos destacan su virtuosismo con el capote, hasta el punto de que popularizó un galleo previo a la suerte de varas que recibió el nombre de cacerina, si bien los historiadores han trazado los orígenes de la suerte hasta la orticina del mexicano Pepe Ortiz o la rogerina de Victoriano Valencia. La espada fue su talón de Aquiles y le impidió redondear algunas de sus mejores actuaciones.
