Siguen los triunfos en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. El ciclo de 2023 pasará a la historia por la inolvidable faena de Morante de la Puebla el pasado Miércoles de Feria, una actuación memorable que le valió los máximos trofeos y sirvió para inscribir definitivamente su nombre en la historia del toreo. Pero, más allá de la percepción alcanzada el 26 de abril con un gran toro de Domingo Hernández, el serial también nos ha dejado momentos de indudable interés.
Precisamente en la corrida del Miércoles de Farolillos brilló con luz propia el capote de Juan Ortega, que merece un reconocimiento en estas líneas y se confirma como un torero de un gusto exquisito que puede llevar la tauromaquia a las más altas cotas de pureza y finura. Otro diestro que se ha hecho notar fue Alejandro Talavante, que no llegó a redondear ninguna de sus faenas pero sí dejó destellos de su genial mano zurda. Más impactante aún fue el encuentro de Emilio de Justo con un magnífico toro de Garcigrande. Por otro lado, ya hemos hablado de las buenas actuaciones que protagonizaron otros toreros en las fechas previas al encendido, especialmente Roca Rey, Daniel Luque, Manuel Escribano, El Cid y Álvaro Lorenzo.
De modo que la corrida de Jandilla prevista para el 27 de abril tenía el listón alto. Por suerte para el respetable, Tomás Rufo se tomó con un gran toro del hierro de Borja Domecq, sin duda merecedor de una vuelta al ruedo. El joven torero toledano logró dos orejas y sentó las bases para volver a salir la Puerta del Príncipe por segundo año consecutivo. Eso sí, para lograrlo, necesitaba tener la suerte de toparse con un astado a la altura de las circunstancias.
Por fortuna para el poderdante de la Casa Lozano, el cierraplaza le dio suficientes opciones para soñar y permitió lucir su toreo largo y exigente, enganchando las embestidas del Jandilla hasta llevarlas muy atrás de la cintura. Desde los delantales de salida hasta la estocada que cerró el festejo, Rufo entendió perfectamente que tenía ante sí una oportunidad de oro y supo aprovecharla.
Sevilla no pudo disfrutar de José María Manzanares ni de Pablo Aguado, pero el joven matador toledano refrendó el éxito del pasado 2022 y salió a hombros y en volandas, camino al Guadalquivir. Un triunfo importante para uno de los pocos jóvenes que ha sabido replicar al fenómeno Roca Rey y confirmarse como otro torero capaz de triunfar en los grandes escenarios.
