Una paloma se paseaba por el ruedo de la plaza de toros de Valdemorillo, ajena al alboroto que estaba a punto de vivir un entregado público que llenaba hasta la bandera el coso de la localidad madrileña. Si el saludo capotero por verónicas fue sublime, qué decir del delicioso quite por chicuelinas. La plaza vibrando con Juan Ortega y el de Triana consciente de las opciones que le daría su oponente.
El exquisito torero andaluz tomó la tela roja consciente de la expectación generada. Arrancó su faena al quinto de la tarde con una serie de ayudados que coronó con un precioso cambio de mano y un lento pase de pecho que requirió de un pase más para vaciar por completo la embestida del repetidor astado. Con la mano izquierda lo cuajó en redondo, dejando como firma bellos remates por abajo.
Con el toro más entregado, se flexionó para seguir bajando la mano al toreo, cuajando una tanda de naturales que parecían deletrear el desplazamiento del burel, que recorría centímetro a centímetro cosido en la muleta. Paseó las dos orejas tras una estocada y certificó una vez más el excelso momento por el que pasa su tauromaquia.

No cabía ni un alfiler en la plaza de toros de Valdemorillo, hasta el punto de que las localidades para la primera corrida de la Feria de San Blas se agotaron 24 antes de que rompiese el paseíllo. El encierro reseñado, de Núñez del Cuvillo. Completaban el cartel Alejandro Talavante y Ginés Marín, que no pudieron brillar como el esperado Ortega.
La temporada 2024 arranca con fuerza en España tras los históricos llenos que se han venido registrando en la Plaza México y las buenas cifras de público que han dejado las ferias de invierno programadas en Colombia, Ecuador, Perú o Venezuela. La primera gran corrida del año en suelo europeo certifica la creciente popularidad de Juan Ortega, torero de innegable categoría que cambió su suerte en plena pandemia con una memorable actuación en la plaza de toros de Linares.
El nombre de Ortega estuvo en boca de media España tras la decisión de cancelar su boda en el último minuto, pero la suya nunca ha sido la trayectoria de un torero mediático sino la de un artista volcado en seguir ahondando en la pureza y la maestría que han desprendido sus mejores tardes de luces. Reapareció con éxito en tierras aztecas, con una excelsa faena al ralentí que puso boca abajo la plaza de toros de León, Guanajuato, y regresó a España para su regreso a Valdemorillo, donde el pasado año firmó una gran tarde. Arranca bien su temporada 2024, en la que su número de partidarios seguirá creciendo a poco que los toros embistan.