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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Auschwitz. No hace mucho, no muy lejos…

Imagen del acceso a Auschwitz del fotografo Pawel Sawicki | AUSCHWITZ BIKERNAU

Auschwitz fue el más letal (1.1 millones de asesinados) de entre los miles de campos creados y operados por la Alemania nazi y sus colaboradores.


“Ocurrió. En consecuencia, puede volver a ocurrir: esto es la esencia de lo que tenemos que decir. Puede ocurrir y puede ocurrir en cualquier lugar”.
Son las palabras de Primo Levi, célebre superviviente del campo de concentración Auschwitz, icono de la brutalidad nazi en la II Guerra Mundial. Lo que pasó tras aquellas rejas coronadas con la célebre leyenda ‘El trabajo os hará libres’, lo que pasó en Auschwitz hace más de 70 años, continúa siendo hoy en día símbolo universal de ese Holocausto que se saldó con el asesinato de más de 6.000.000 de inocentes a manos de la Alemania de Hitler.
Hoy es posible adentrarse en ese aleccionador horror sin salir de Madrid en la exposición itinerante ‘Auschwitz. No hace mucho, no muy lejos’, que comienza su recorrido en el Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid de la mano de Musealia y el Museo Estatal de Auschwitz Birkenau.

La exposición

Un equipo multidisciplinar de expertos e investigadores designado por Musealia, encabezado por el historiador Dr. Robert Jan Van Pelt, y el equipo de historiadores del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau liderado por el Dr. Piotr Setkiewicz certifican el rigor y la autenticidad de un recorrido que se plantea como un proyecto narrativo que pretende “arrojar luz sobre uno de los episodios más oscuros de la historia de la humanidad”.
Visita de la exposición. Imagen de Jesús Varillas | MUSEALIA

(Imagen de la exposición | Jesús Varillas / MUSEALIA)

Se propone al visitante un recorrido gradual y cronológico por 25 salas, un viaje introspectivo sobre la propia naturaleza del ser humano a través de la historia dual del campo: Auschwitz como lugar y espacio físico y Auschwitz como símbolo y metáfora de las fronteras de la barbarie humana.
Objetos como una mesa de operaciones empleada por el equipo del doctor Mengele o una manta utilizada en la Marcha de la Muerte llevan al visitante al corazón de Auschwitz.

El comisario jefe

El doctor Robert Jan Van Pelt, comisario jefe de la exposición, es reconocido internacionalmente como una de las principales autoridades sobre la historia de Auschwitz. Entre 1997 y 1998 presidió el equipo que desarrolló el plan maestro para la conservación del campo de Auschwitz y, además, participó como testigo experto en el famoso caso contra el historiador y escritor británico David Irving (Londres, 1998-2001), negacionista del Holocausto.
Nacido en Harleem (Holanda), ha publicado diversos libros sobre el campo, entre los que destacan el internacionalmente galardonado Auschwitz, 1270 to the Present (Auschwitz: de 1270 a nuestros días, 1996) o The Case for Auschwitz (En defensa de Auschwitz, 2002). A lo largo de su carrera, también ha desarrollado labores de asesoramiento histórico en películas, como hizo en el documental televisivo Auschwitz: los nazis y la «Solución Final» (2005) de Laurence Rees y ha sido uno de los comisarios de exposiciones tan exitosas como The Evidence Room, inaugurada en la Biennale de Venecia en 2016.

Algo de historia

En la Alemania de 1930 -un país ahogado económicamente, humillado por la derrota en la I Guerra Mundial y las condiciones impuestas por los vencedores- las tesis del partido de Adolf Hitler comenzaban a sumar adeptos. El antisemitismo pasó de tímido a institucionalizado. Llegaron los boicots antisemitas, las quemas de libros y, paulatinamente, la legislación antijudía con el objetivo de empobrecer y segregar cada vez más a parte de la ciudadanía alemana. En sus últimas consecuencias, y tras una cruel escalada de violencia antisemita, este odio desembocaría en el asesinato sistemático y auspiciado por el estado de más de 6 millones de personas consideradas “enemigas” de la nación alemana: judíos, eslavos, gitanos y otros colectivos como los homosexuales, prisioneros de guerra soviéticos, discapacitados o, entre otros, testigos de Jehová.

Los campos

Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Alemania empezó a instalar esos campos en sus territorios ocupados a lo largo y ancho de Europa y, a su vez, ordenó la deportación a estos campos de prisioneros provenientes de otros territorios. Auschwitz fue el más letal (1.1 millones de asesinados) de entre los miles de campos creados y operados por la Alemania nazi y sus colaboradores. Además, este complejo de campos fue el de mayores dimensiones, albergando en un territorio de 40 km cuadrados de zona de interés 3 partes principales, donde se concentraban los diferentes elementos del sistema de campos nazi:- Una parte llamada Auschwitz I, creada en mayo de 1940. – Campo de Auschwitz II- Birkenau, creado en otoño de 1941. – Campo de Auschwitz III – Monowitz, creado en octubre de 1942. Además, otros cerca de 50 subcampos y comandos externos donde se explotaba a los prisioneros como esclavos se construyeron entre 1942 y 1944 en las inmediaciones de Auschwitz.

Los prisioneros

Las principales víctimas de Auschwitz fueron judíos, polacos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos y de otras nacionalidades (checos, bielorrusos, franceses, alemanas, austríacos, rusos, eslovenos y ucranianos en su mayoría) y personas de otros colectivos considerados por el régimen de Hitler como “elementos indeseables”, como los homosexuales.
De los 1.3 millones de personas deportadas a Auschwitz, apenas se registró e internó en el campo a aproximadamente 400.000, tras asesinar a los 900.000 prisioneros restantes en un plazo de apenas unas horas desde su llegada en tren al campo.
Este proceso que determinaría el asesinato inmediato de la gran mayoría de prisioneros no tomaba más de unos segundos. De las personas que pasaron la selección del personal de la SS a su llegada a Auschwitz más del 50 % falleció a causa del hambre, el trabajo extenuante, a consecuencia de ejecuciones y torturas de distinto tipo, enfermedad y epidemias, experimentación pseudo-científica y las duras condiciones del día a día en el campo.
Cuando los alemanes se vieron acorralados por el ejército soviético, que liberó el campo, transportaron a casi todos los restantes prisioneros a otros campos, en lo que se conoció como las marchas de la muerte.
En el momento de la liberación de Auschwitz apenas quedaban allí 7000 personas abandonadas por la SS. La mitad fallecería en los días sucesivos debido a su pésimo estado de salud.
La exposición estará abierta al público en el Centro de Arte Canal hasta el 17 de junio de 2018. Puede consultar la información sobre horarios y tarifas en este enlace.

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