Mientras los focos del tenis internacional se preparan para iluminar una nueva edición del torneo de Wimbledon, el All England Lawn Tennis Club (AELTC) ha vuelto a ganarse el rechazo de sus vecinos más próximos. En el último boletín oficial del campeonato, el club ha anunciado la entrega de 1.000 entradas gratuitas a refugiados y a sus equipos de apoyo, sin ofrecer ninguna para los residentes del distrito londinense SW19, donde se celebra el evento.
La decisión ha sido recibida con sorpresa y malestar por los vecinos, que ya soportan cada año el impacto del torneo: cortes de tráfico, restricciones de acceso a sus propias viviendas y un creciente control en la vía pública. Muchos de ellos deben acreditar su residencia ante agentes de seguridad simplemente para poder llegar a sus casas durante las semanas que dura el campeonato. Aun así, el club ha optado por excluirlos de este gesto.
El AELTC sí ha ofrecido a los vecinos actividades gratuitas durante la fase clasificatoria del torneo, pero las entradas para el evento principal han sido reservadas exclusivamente para los recién llegados. Una política de Responsabilidad Social Corporativa que, en palabras de algunos residentes, da prioridad al «sur global» frente a los propios habitantes del suroeste londinense.
El gesto se produce en un contexto especialmente tenso. El club está envuelto en una batalla legal por su plan de expansión urbanística, que incluye la construcción de nuevas pistas y un estadio sobre un parque público protegido. El próximo 8 de julio, coincidiendo con la última semana del torneo, el grupo de activistas Save Wimbledon Park llevará el caso ante el Tribunal Superior para impugnar el permiso otorgado por el alcalde de Londres, Sadiq Khan.