Nueve de cada diez personas que se han sumado al mercado laboral en España —ya sea buscando empleo o trabajando— desde el año 2021 son de nacionalidad extranjera. Según el análisis realizado por Fedea y BBVA Research en su Observatorio Trimestral del mercado laboral y adelantado por El Español, este crecimiento supera incluso las cifras de la burbuja inmobiliaria de los años 2000 a 2008.
Entre el segundo trimestre de 2021 y el mismo periodo de este año, más de 1,1 millones de personas se integraron en el mercado laboral en España, de las cuales el 90,5% provienen de terceros países. En términos de ocupación, los inmigrantes representan a la mayoría de los nuevos trabajadores, con un 58,9% de las incorporaciones, una cifra que marca un máximo histórico. En total, de los casi dos millones de nuevos empleos, 1.158.782 fueron ocupados por extranjeros.
El informe compara este auge con el anterior período de bonanza económica, el del boom inmobiliario, cuando el 60,7% de los cinco millones de nuevos trabajadores eran inmigrantes. Sin embargo, la proporción actual, que llega al 90,5%, supera ampliamente esos años de crecimiento económico.
A pesar del predominio de trabajadores inmigrantes en el crecimiento del empleo, Florentino Felgueroso, investigador de Fedea, señala que la segregación laboral entre extranjeros ha disminuido en comparación con la ola migratoria de los años 2000. Los inmigrantes ya no están limitados a sectores específicos y ahora ocupan puestos en una gama más amplia de empleos. Aun así, tres ocupaciones —trabajo doméstico, camareros asalariados y personal de limpieza— siguen concentrando al 30% de las trabajadoras de otras nacionalidades.
Felgueroso también destaca que esta nueva fase migratoria ha traído consigo un cambio en la naturaleza de los empleos ocupados por los inmigrantes. En lugar de cubrir únicamente puestos menos cualificados, ahora asumen roles para los que no hay suficiente población local disponible. Según sus palabras: «La inmigración en esta segunda fase ya no viene a hacer lo que no queremos nosotros, sino a cubrir puestos de trabajo que nuestra población no puede ocupar». Es decir, que no es cierto que trabajen en profesiones de las que reniegan los españoles.
El período entre 2014 y 2019 también mostró una notable contribución de los inmigrantes al crecimiento de la población activa, pero fue un lapso de menor dinamismo económico. En esos cinco años, el mercado laboral se mantuvo principalmente gracias a la incorporación de más de medio millón de inmigrantes, compensando la salida de más de 300.000 españoles del mercado laboral.