Las principales asociaciones representativas del sector financiero y energética han presentado distintas quejas personalizadas y han advertido sobre las consecuencias de convertir en permanente el impuesto extraordinario aplicado durante los últimos años sobre sus ingresos. Todas ellas coinciden en señalar que este impuesto significa «frenar la inversión, el crecimiento económico y la creación de empleo en el conjunto de la economía».
Las dos patronales financieras, AEB y CECA, han lanzado un comunicado conjunto en el que expresan su «rechazo por el impacto para el propio sector y para la economía española». Aseguran que «si se mantiene esta iniciativa, España se convertiría en la única jurisdicción europea con un impuesto permanente de estas características, lo que constituye una desventaja competitiva para las entidades españolas», recordando que la banca española ya es el sector a nivel europeo «que más impuestos pagan».
Además, afirman que el impuesto permanente sobre sus ingresos va en contra de las recomendaciones de instituciones como el Banco Central Europeo (BCE) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) «que desaconsejan estos impuestos porque desvían recursos que podrían utilizarse para reforzar el capital de los bancos y mantener el flujo del crédito a familias y empresas».
Por su parte, la Asociación de Empresas Petrolíferas considera que el tributo indefinido «comprometería la competitividad de la industria y dificultaría el proceso de transición energética, afectando negativamente a toda la cadena de valor». Por ello, reclama «un marco fiscal adecuado y estable para impulsar las importantes inversiones que el sector pretende abordar para la descarbonización y la transición energética».