El horizonte del año 2025 trae consigo novedades significativas en materia de pensiones, con cambios que afectarán directamente a las edades de jubilación y a las condiciones para acceder a los distintos tipos de retiro.
Desde el 1 de enero de 2025, la edad mínima para jubilarse aumenta a 66 años y ocho meses para quienes tengan menos de 38 años y tres meses cotizados. Por otro lado, aquellos que superen dicho periodo podrán retirarse a los 65 años, manteniéndose la diferenciación basada en los años de cotización. En comparación con el año anterior, esto supone un incremento de dos meses en la edad requerida y de tres meses en el tiempo de cotización necesario.
En el caso de los trabajadores que opten por retirarse de forma anticipada y por voluntad propia, la edad límite también se ve modificada. Para aquellos con menos de 38 años y tres meses cotizados, la jubilación podrá adelantarse hasta los 64 años y ocho meses, mientras que quienes superen ese límite podrán hacerlo a los 63 años, tal como ocurre en la actualidad.
Aquellos trabajadores que se vean obligados a jubilarse por causas ajenas a su decisión personal también notarán ajustes en las condiciones. En este caso, la edad mínima será de 62 años y ocho meses, salvo para quienes tengan al menos 38 años y tres meses cotizados, que podrán hacerlo a partir de los 61 años. Esta modalidad permite un adelanto de hasta cuatro años con respecto a la edad ordinaria de jubilación.
Los empleados que deseen acogerse a la jubilación parcial también verán cambios importantes. A partir de 2025, quienes tengan menos de 38 años y tres meses cotizados podrán acceder a esta opción a los 62 años y ocho meses, mientras que los que hayan cotizado más tiempo podrán hacerlo a los 61 años, manteniéndose en línea con las condiciones actuales. Sin embargo, a partir de 2026, la edad mínima aumentará a 62 años y diez meses para quienes tengan cotizaciones insuficientes, y en 2027 alcanzará los 63 años para este mismo grupo.
Para acceder al 100% de la pensión, seguirá siendo necesario haber cotizado un mínimo de 36 años y seis meses en 2025 y 2026. Este periodo se ampliará a 37 años a partir de 2027, consolidando una exigencia progresiva en los años de cotización. El requisito mínimo de 15 años para obtener una pensión contributiva también se mantiene, siendo inferior a este umbral la posibilidad de acceder solo a una pensión no contributiva, considerablemente menor en términos económicos.
Aunque estos cambios están previstos en el marco normativo actual, la fragilidad del sistema público de pensiones plantea interrogantes sobre su sostenibilidad a largo plazo. Las reformas y ajustes frecuentes se han convertido en una herramienta para afrontar el desbalance financiero, pero hasta el momento sólo han logrado posponer los desafíos estructurales de un modelo que sigue demandando soluciones.