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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Semana clave en DIA para su futuro con la esperada junta de accionistas

La convulsa travesía del grupo DIA durante los últimos meses llega a un puerto decisivo esta semana con la celebración de su junta de accionistas, una cita rodeada de expectación y que se antoja clave para su futuro.

Programada en principio para el miércoles día 20, la junta previsiblemente marcará un antes y un después al obligar a los accionistas a pronunciarse sobre el rumbo a tomar y elegir entre la senda que propone el consejo de administración y la que apuesta el multimillonario ruso Mijaíl Fridman, emisor de una opa sobre la compañía.

El orden del día cuenta con ocho puntos, aunque serán el quinto y el sexto los protagonistas de la jornada.

Los gestores de DIA, con Borja de la Cierva a la cabeza, someterán a votación su «operación acordeón»: una reducción del capital social para ayudar a que la compañía salga de la situación de quiebra técnica en la que se encuentra desde diciembre, seguida de un aumento de capital de 600 millones de euros.

Fridman -quien a través de la sociedad LetterOne tiene en sus manos el 29 %-, propone sin embargo una recapitalización de 500 millones de euros, condicionada, eso sí, a que su opa tenga éxito y a llegar a un acuerdo con la banca acreedora para alargar los plazos de vencimientos de toda la deuda del grupo.

La batalla ha sido cruenta y durante las últimas semanas se ha intensificado el cruce de acusaciones entre las diferentes partes.

Del lado del magnate ruso advierten de que las condiciones firmadas por el consejo con Morgan Stanley para que asegure su ampliación colocan en la práctica su operación en riesgo, mientras que los administradores de DIA advierten de que el plan de LetterOne podría abocar a la compañía incluso al concurso de acreedores.

En este conflicto también participan varios grupos de accionistas minoritarios con participaciones de entre el 2 y el 6 %, según sus propios datos.

Uno de ellos planteó esta semana la convocatoria de una junta extraordinaria -posterior a la del 20- en la que se vote una ampliación de capital de 150 millones de euros y la creación de una socimi para vender parte de los activos inmobiliarios de DIA y obtener así liquidez.

Fuentes del mercado han explicado a Efe que esta operación podría suponer una alternativa a la opa de Fridman en caso de que la propuesta del consejo sea rechazada en la junta del día 20.

El inversor portugués Luís Amaral, propietario de una participación cercana al 2 %, apoyó públicamente esta semana a los administradores de la cadena de supermercados.

La delicada situación de DIA también afecta a sus trabajadores, sobre todo en España, donde la compañía ha presentado un ERE que afectaba inicialmente a más de 2.000 personas y que ya negocia con los sindicatos.

Mientras que Fetico -el mayoritario en el comité de empresa- y UGT van de la mano y proponen al grupo reducir el número de afectados, CCOO se ha separado e insiste en aplazar las conversaciones, además de haber convocado a una protesta para el día 20 frente al lugar donde se celebrará la junta.

El descenso a los infiernos de DIA comenzó a mediados de octubre, cuando rebajó sus expectativas de crecimiento para 2018 y realizó «ajustes» en sus cuentas de 2017, debido a la detección de «irregularidades» e incorrecciones, lo que fue gravemente penalizado por el mercado y derivó en su desplome en bolsa.

El batacazo en el parqué -pasó de 2 a 0,36 euros en apenas dos meses- hizo que saliera incluso del IBEX 35; a finales de diciembre el grupo relevó a su consejero delegado Antonio Coto y lo sustituyó por Borja de la Cierva, y anunció que incurría en quiebra técnica tras proceder a un deterioro del valor de sus activos.

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