Los quince dĆas de campaƱa electoral previa a las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo estĆ”n sirviendo para evidenciar de manera ordenada la verdadera naturaleza de los socios del PSOE y, por extensión, del Gobierno de EspaƱa.
La semana pasada estuvo protagonizada por los 44 etarras que concurrirƔn a los comicios en las listas de Bildu, siete de ellos con delitos de sangre, aliados todos de un partido y un Ejecutivo que ahora se afanan en defender la fe en la palabra de unos asesinos que aseguran que renunciarƔn a sus actas de concejal si son elegidos en las urnas.
Esta semana —hoy mismo—, el asunto central de la campaƱa es la trama de compra de votos por correo descubierta en Melilla. Una estructura de reversión de la voluntad popular diseƱada para beneficiar en primera instancia a Coalición por Melilla y al PSOE, socios entre ellos, y al Partido Popular; y, en segunda, a Marruecos en su influencia en la polĆtica, el porvenir y la naturaleza misma de la ciudad autónoma.
El brazo polĆtico de ETA y el agente de Marruecos en Melilla son dos aliados indeseables, estructuras financiadas a travĆ©s del erario, creadas y administradas para operar contra EspaƱa, una por ensoƱaciones rupturistas internas alimentadas durante dĆ©cadas por el bipartidismo, otra por el afĆ”n imperialista del Estado vecino sin respuesta real en el Ćŗltimo medio siglo.
Dos socios, cuyos fines hacen imposible cualquier la conversación y condenable el simple amago de pacto para cualquier partido polĆtico con un respeto mĆnimo por el paĆs que aspira a gobernar —o que, de hecho, gobierna—, con los que el PSOE mantiene acuerdos en Madrid y en Melilla. Dos socios, con los que ademĆ”s comparte mĆ©todos (cada hora que pasa es mĆ”s serio lo conocido de la trama de compra de votos en MojĆ”car) y una forma de concebir la polĆtica como un medio de vida, mĆ”s que de servicio o siquiera de poder, a costa de la voluntad de los ciudadanos y de la seguridad de la nación.
Con semejante hoja de servicios, el PSOE debiera estar descartado hace tiempo como interlocutor polĆtico digno por ser socio de Bildu y Coalición por Melilla —entre otras razones—. Y, en consecuencia, no con menor gravedad habrĆa de ser considerada la voluntad innvariable expreasada por los dirigentes del Partido Popular o Ciudadanos de llegar a pactos con quien comparte acuerdos y prĆ”cticas delictivas con el brazo polĆtico de ETA y el agente de Marruecos.