La denuncia de VOX ante la Junta Electoral por la infracción continuada de la televisión autonómica andaluza, Canal Sur, de su deber de neutralidad informativa, nos relata, incluso mejor que la disolución ordenada por Moreno Bonilla del Parlamento andaluz para opacar las conclusiones de la Comisión sobre la corrupción socialista en la Faffe, cómo la distancia que hay entre el Partido Popular y el PSOE es, tantas veces, inexistente.
Cuando hace cuatro años, el PP andaluz prometió una regeneración integral de Andalucía tras más de 40 años de socialismo destructor, no pensamos que la regeneración se limitaría a copiar las artimañas socialistas en tantos aspectos y sobre todo en lo que al control, uso y abuso de los medios se refiere. Y no lo pensamos porque hace cuatro años todavía albergábamos alguna esperanza —optimismo patológico, lo llaman— de que el PP entendería el mensaje de obligación de cambio radical desacomplejado que los andaluces habían enviado. Grandes esperanzas frustradas.
Es verdad que lo de que el PP se coaligara con el partido hoy en extinción de ese experto en supervivencias personales llamado Juan Marín, el que permitió el último y desastroso Gobierno de la socialista Susana Díez, presagiaba que apenas nada iba a cambiar, y muy poco en el ente público de la radiotelevisión andaluza. El tiempo dio la razón a los agoreros y apenas un año después, el mundo sindical le retorció —con apenas dos fundidos en negro— el brazo al acomplejado Gobierno de Moreno-Marín y Canal Sur volvió al statu quo ante de manipulación informativa sin remilgos que hoy, ante la cercania de las elecciones, se dispara.
Es cierto que ahora sí que los sindicalistas de Canal Sur tienen motivos de verdad para estar preocupados. Ciudadanos, ese zombi inútil sin piernas y sin convicciones ya no les salvará y las encuestas —las de verdad, esas que todo el mundo sabe cuáles son— cuentan que Vox ha puesto al frente a Macarena Olona para ganar. Nadie duda de que si Vox estuviera el frente de la Junta de Andalucía, el partido de Abascal no usaría el canal para sus propios fines partidistas, como hizo el PSOE y hace el PP, sino que no habría canal que usar, con un ahorro de cientos de millones de euros en gasto político que se podrían aprovechar para algo que beneficie de verdad a los andaluces, como pagar mejor a los médicos de familia, mejorar la vida de los sufridos autónomos o cualquier otra cosa. Literalmente, cualquier otra cosa.
